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Exceptuando unos pocos capítulos, todos los apartados importantes de los anales de la revolución de 1848 a 1849 llevan el epígrafe de ¡Derrota de la revolución!

Pero lo que sucumbía en estas derrotas no era la revolución. Eran los tradicionales apéndices prerrevolucionarios, resultado de relaciones sociales que aún no se habían agudizado lo bastante para tomar una forma bien precisa de contradicciones de clase: personas, ilusiones, ideas, proyectos de los que no estaba libre el partido revolucionario antes de la revolución de Febrero y de los que no podía liberarlo la victoria de Febrero, sino sólo una serie de derrotas.

En una palabra: el progreso revolucionario no se abrió paso con sus conquistas directas tragicómicas, sino, por el contrario, engendrando una contrarrevolución cerrada y potente, engendrando un adversario, en la lucha contra el cual el partido de la subversión maduró, convirtiéndose en un partido verdaderamente revolucionario.

Demostrar esto es lo que se proponen las siguientes páginas.

Karl Marx, La lucha de clases en Francia



"Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí"






miércoles, 3 de junio de 2009

BREVE CARACTERIZACION DEL PANORAMA ACTUAL DE LA LUCHA MAGISTERIAL



Escrito por El Comienzo

El contexto socioeconómico del periodo en que se desarrollan las luchas magisteriales en México, está permeado por la crisis del capitalismo mundial.
Durante el régimen LópezPortillista, asistimos a una época de profundización de fracturas estructurales de la economía nacional: aumento acelerado de la inflación (29.8 %), una ofensiva legal contra los trabajadores, incremento de la explotación y exportación petrolera, topes salariales, auge de las movilizaciones obreras contra la austeridad; todo esto marco sirvió de escenario para iniciar la insurgencia magisterial, exactamente en Chiapas, el 17 y 18 de diciembre de 1979. Pero, los esfuerzos de coordinación para desechar definitivamente la dispersión que había entre entre los maestros, coincide de igual forma con los del campesinado y los obreros, que en ese mismo año forman la Coordinadora Nacional Plan de Ayala y la Coordinadora Sindical Nacional, respectivamente.

A la Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación (CNTE, en adelante) le corresponde lanzar la iniciativa para construir el Frente Nacional en Defensa del Salario y contra la Política de Austeridad y la Carestía (FNDSCAC).
La Coordinadora Nacional de los Trabajadores de la Educación y Organizaciones Democráticas del SNTE, fue producto de la unidad del movimiento de masas en Chiapas (sección 7), de Tabasco (sección 29), de Escuelas Tecnológicas Agropecuarias de la Región Lagunera (sección 35), de la Montaña de Guerrero (sección 14), algunos contingentes del Valle de México (Bloque Reivindicador de los Derechos de los Trabajadores de la Educación, del D.F (secciones 9, 10 y 11), los cuales provenían de la convergencia de distintas organizaciones tendencias políticas como “Línea Proletaria”, MRM, FMIN, COSID-PRT Filial de la IV Internacional Mandelista, ATE-LOM, Filial de la coordinadora Internacional Mandelista, ATE-LOM, Filial de la coordinadora Internacional por la Reconstrucción de la IV Internacional (CIRCI) también Trotskista, entre otras.
Solo la CNTE y la CNPA, lograron sostener durante tres años el esfuerzo de coordinación que se había creado. Sin embargo, el significado de la historia evolutiva, de la CNTE es el de una contradicción no resuelta entre el análisis de la táctica y la estrategia y revela una debilidad para el movimiento.

AUGE DE LA CNTE Y LUCHAS POPULARES

La CNTE ha tenido grandes momentos o periodos. El primero arranca de 1979 y se cierra en 1983. En esta primera etapa, el detonante fundamental fue la lucha contra los bajos salarios, la inflación, por la basificación de plazas, por la rezonificación por vida cara y contra el corporativismo charro de “Vanguardia Revolucionaria”, Filial del PRI y Jefaturada por el cacique Carlos Jongitud Barrios.
Bertolt Brecht decía que se necesita tener valor para decir la verdad sobre sí mismo cuando uno es vencido. Por la CNTE, este es uno de los elementos que le dan no solo verosimilitud a su lucha, sino que es una de las razones por las que su combate, a pesar de la represión administrativa, la persecución y el asesinato de más de 150 de sus militantes, sea un acto de valentía y consecuencia revolucionaria. Al entrar a examinar este periodo de auge, parece que damos vueltas en el mismo sitio, pues en este momento, los contingentes más combativos principalmente de Chiapas, Oaxaca, Guerrero, Morelos, Hidalgo y Valle de México logran desarrollar paros parciales, huelgas, tomas de carreteras e instalaciones públicas y sindicales, incluso debilitan el poder del charrismo sindical, pero no lograr evadir la cultura de choque del estado y la infinidad de luchas aisladas de contingentes sindicales como los de Dina-Renault y SITUAM. El magisterio fue golpeado y derrotado por la represión estatal y el charrismo, pero logró arrancar conquistas sindicales, aumentos salariales a trabajadores de las secciones 7 y 22 de Chiapas y Oaxaca. En lo político, el movimiento desconoció los comités ejecutivos seccionales y organizó Congresos democráticos. Los congresos de masas realizados en el Valle de México, en Hidalgo y en Morelos, provocaron que el charrismo integrara CES ampliados y aceptar la propuesta de realizar Congresos Seccionales Democráticos, que sólo quedaron en el papel. Morelos es quizás el mejor ejemplo de cómo un Congreso con mayoría democrática se pasa con todo y armas al control del charrismo sindical.
Es tal la virulenta contraofensiva de “Vanguardia Revolucionaria, que realiza ataques abiertos contra los contingentes movilizados y prepara bajo el manto protector presidencial, el XII Congreso Nacional a realizarse los primeros días de Febrero de 1980.
En un desplegado el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE y los comités Ejecutivos Seccionales fijan una toma de posición donde exigen como resolutivos del Congreso, 34 demandas económicas, laborales y de superación profesional, el reconocimiento vitalicio de “vanguardia como dirección política e ideológica, única en el SNTE y garantizar la aplicación de medidas represivas a los disidentes, “lanzarlos fuera del gremio por su aventurerismo, por la agitación de tendencias extranjeras-mencionó Jongitud-; o de plano “cortarles las manos como refirió el charro Andrade Ibarra”, por meterlas en el sacrosanto SNTE.
Un caso particularmente ilustrativo de este periodo es que la represión al movimiento ha implicado ya la consolidación bastante acentuada de las columnas disidentes de Guerrero, Morelos y Oaxaca, Chiapas que al tiempo se transforman en baluartes del movimiento nacional.
Con todos estos problemas, al seno de la izquierda se dieron pasos concretos en la organización del frente único para contrarrestar la ofensiva de la política burguesa. La marcha conjunta CNPA-CNTE del 12 de mayo de 1982 o las acciones del FNDSCAC, el Paro Cívico Nacional, así lo confirman.
Obviamente, con la agudización de la crisis económica en México, la burguesía se vio en la necesidad de remozar sus antiguos métodos de control y crear otros más eficaces para asegurar su hegemonía como clase en el poder. La reforma política es parte de esta ofensiva estatal contra los trabajadores, ya que mientras fortalece el poder del Estado generando un mayor control sobre las masas y la izquierda, permite a la clase dominante ocultarse tras un ropaje democrático y asumir un discurso de pluralidad y modernización política. Caracterizar correcta o incorrectamente a la reforma política fue el elemento que pudo dividir a la izquierda y quebrantar la coordinación de las luchas magisteriales. La utilización de estas nuevas divisiones, se reflejaron primero en la Satanización de la participación electoral para exaltar los méritos de la agitación y la movilización de masas.
Participar o no participar en las elecciones no es una cuestión de principios. Lo que si es una cuestión de principios es que tal participación es un elemento secundario en la lucha de clases. El elemento fundamental es la lucha de masas.
Como cualquier pacto de componendas, el parlamentarismo es una integración al sistema, hasta ahora, sólo ha servido para llevarnos a remolque de política burguesa. Y es que la reforma política no fue un paso verdadero hacia la democratización del País, vaya, ni siquiera hacia la democracia representativa, ya que ésta, únicamente es posible en los Países con un alto grado de desarrollo económico.
Plausible o inutilizable, ya es una leyenda política creer que la izquierda al utilizar el parlamento, lo use como tribuna para agitar y denunciar las maniobras del adversario o para preparar desde el interior, el asalto a la máquina gubernamental enemiga.
¿Cuántos decenios de ensayos electorales, de renovación constante de poderes, de confección de leyes anti populares, de cambios constitucionales para favorecer la entrega de la soberanía al imperialismo, de enriquecimiento ilícito de los políticos sean afines al régimen o sus enemigos de la posición serán suficientes para demostrar la ineficacia de la sedicente izquierda en la cámara?
Con ir a dormir en la cámara, a hablar para lucirse no gana el proletariado un palmo de terreno, menos gana todavía con esas pancartas de “vivas” o “mueras” que en ocasiones exhiben como muestra de coraje revolucionario”.
Esta vieja discusión crea confusión y divisionismo en las filas magisteriales, pues atiza las diferencias entre corrientes magisteriales de partidos y grupos reformistas y Consejos Centrales de Lucha (CCL) con afiliación política de Izquierda revolucionaria, cuya bandera apunta que el centro de decisión de la lucha está fuera del parlamento y privilegia las huelgas, levantamientos y otras formas de acción de masas. Que las actividades parlamentarias se combinen la lucha de masas… arrancar concesiones para jamás encargar el cumplimiento de nuestras propias tareas. Tanto sectarismo, entorpeció los acuerdos y condujo a dispersiones muy marcadas, situación que el Estado aprovechó con creces. De igual forma, la CNTE pudo mantener una estructura de coordinación nacional para preparar la siguiente etapa de resistencia.


1989: DE LA RESISTENCIA A LA PRIMAVERA MAGISTERIAL

Resulta difícil, ofrecer en el marco de este artículo, las dimensiones exactas de la etapa de resistencia de los docentes, pues esta está insertada en la nueva fase de la crisis económica, que en la mitad de 1985 se muestra como una crisis prolongada que afecta todos los renglones de la económica mexicana. Esto explica las grandes tensiones económicas, políticas y sociales. Las cifras del desempleo abierto se estima ascendió al 15%, mientras que la desnutrición alcanzaba a 35 millones de mexicanos. Estos dos flagelos, sumados con las otras lacras sociales estructurales: miseria campesina, falta de opciones para la juventud, la miseria urbana, etc., fueron el caldo de cultivo de un gran descontento social. Pero este descontento no se pudo capitalizar políticamente. La clase obrera a un presenta dificultades para establecer una ruptura política organizada. En el campo de la represión gubernamental se endurece: 150 dirigentes campesinos son asesinados y otros 300 engrosan la lista de presos políticos.
Fue a partir de esta situación que la CNTE empezó a hallar serias dificultades en la lucha. Cabe el mérito a las secciones 7 y 22 de Chiapas y Oaxaca, e insistir en el reforzamiento de la organización y la resistencia para enfrentar de nueva cuenta al Estado y al Charrismo Sindical.
La polarización de las fuerzas fue tanta que este ciclo es paralelo al del movimiento campesino. Continúa el golpeteo el Estado – Charrismo Sindical con el objetivo de destruir a la disidencia; la CNTE por su parte, mantiene la llama de la insurgencia. En Oaxaca, el congreso seccional se pospone y durante 8 años, la misma representación sindical es impuesta. Finalmente la sección 7 cae en manos del Charrismo. Un año después (1989) corresponde a la sección 9, aparecer como el motor de la mayor movilización en el País. Los maestros democráticos conquistan la dirección política del seccional. En esta ocasión, la dirección no sólo actuó incorrectamente al plantearse objetivos novedosos de la lucha (el pleno de representantes”). Un órgano de gobierno no estatutario compuesto por activistas que trabajan al margen de las bases y que impulsaron contar con 333 comisionados sindicales, sino además, mintió al resto de maestros del País, haciéndoles creer que podían desentenderse del CEN del SNTE, que negociarían directamente con las autoridades de la SEP, debilitarían al Charrismo y la democratización de la secc. 9 estaría asegurada.
Pero… el gozo se fue al pozo. Para la corriente “ultra” de la novena, se volvió clásico hablar de la unidad como una necesidad inmediata cuando sus respectivas mafias se hallan en apuros. Por eso lanzaron la demanda en pro de sumar los 333 comisionados y de paso apoyar las movilizaciones de los maestros de Guerrero y Michoacán. Aún más, la ultra violentaba la medida clave del éxito de la CNTE: respetar los ritmos de la lucha, las diferenciaciones, de cada uno de los contingentes.
En fin, y congruente con su filiación política. Manuel Bartlett, entonces secretario de Educación, condenó las movilizaciones y desconoció la existencia de los problemas reales de magisterio.
En esta coyuntura, es necesario destacarlo, en plena primavera magisterial, toma revuelo la exigencia del “bono sexenal”.
Miles de maestros salen a la calle en el Distrito Federal. Las movilizaciones se generalizan durante noviembre y diciembre. Es innegable que en el contexto de este periodo, la SEP desata una campaña de intimidaciones “legales”. (Actas administrativas a punto de ceses, cadenas de cambios forzosos, suspensión de salarios) y ordena prolongar las vacaciones de diciembre hasta el 1º de febrero de 1989. La medida respondía al objetivo de crear la mayor desorganización, política oficial que se mostró ineficaz, pues los maestros se movilizaron y crearon las condiciones para la HUELGA NACIONAL que estalló el 17 de abril de 1989 y que se levantó el 15 de mayo. Aprovechando el margen de autonomía, los maestros de Guerrero y Michoacán, llevaron más lejos la protesta, exactamente hasta principios de junio.
En esencia, el resultado de esta jornada huelguística arrojó un triunfo inobjetable al conseguir las siguientes conquistas:
Pago del “bono sexenal” equivalente a una quincena completa del salario.
Incremento salarial para los docentes de 25% al sueldo base.
Reconocimiento al CES democrático de Oaxaca
Convocatorias a los congresos de las secciones VII de Chiapas y IX del DF
Comisión ejecutiva para la sección X del D.F
Comité ampliado para la sección II del D.F
Desconocimiento de los comités seccionales y convocatorias para congresos extraordinarios en las secciones XIV de Guerrero y XVIII de Michoacán
Lo que debemos destacar, es que a pesar de la participación masiva de gente de base limpia, creemos que las exageradas proporciones del movimiento magisterial no evitó la imposición del nuevo cacicazgo charril representado por Elba Esther Gordillo. Sobre los diversos errores surgidos durante la Huelga nacional, se pueden formular reflexiones, que explican su éxito relativo:
- La ausencia de un programa político que hegemonizara en todos los contingentes
-Una pronunciada dispersión orgánica (lo que provoco el espontaneismo)
- El oportunismo y la traición de muchos dirigentes (especialistas en maniobras sucias y marrullerías propias de agentes del estado) de la sección X quienes orquestaron negociaciones a espaldas de la CNTE e incluso aceptaron cargos en el Comité Ejecutivo Nacional del SNTE
- La labor rastrera de las corrientes reformistas del “Nuevo Sindicalismo” del PRDista Miguel Alonso Raya y las conocidas “Fracciones Democráticas” de Jesús Martín del Campo.
-Los errores de la dirección, organización, métodos de trabajo conciliatorios.
Para nosotros, es de particular interés insistir en que, a pesar de su espectacularidad y debilidades presentadas, el movimiento de los profesores de la CNTE ha logrado avances importantes para proponerse como alternativa de dirección, de agrupamiento organizativo para los trabajadores de la Educación. La CNTE en sus casi 30 años e existencia posee experiencia acumulada, acervos políticos y organizativo. Hasta ahora, es la única estructura de coordinación nacional que sirve de referente para las luchas que libran obreros, campesinos, estudiantes, colonos y universitarios.

SITUACION ACTUAL DE LA CNTE Y SUS PERSPECTIVAS


Muchos creen que la CNTE es solamente una organización asamblearia donde no existe una dirección ni siquiera unos principios o estatutos. Para otros, como resultado de lógica elemental, el movimiento de los Trabajadores de la Educación es el producto milagroso de la “espontaneidad y creatividad” de las masas abstractas y el resultado de la acción sistemática y científicamente planeada de un grupo de políticos que quisiera arrebatar el control político a EEG y camarillas.
Para nosotros, la CNTE es el resultado de 30 años de práctica concreta, de la asimilación del principio de la lucha de clases, es resultado de una diversidad de posiciones por parte del magisterio hacia un proyecto de sindicalismo con tintes diferentes en los que se mezcla una simpatía por la democratización y otros que pugnan hacia perspectivas del sindicalismo clasista. De modo que, cuando nosotros abrazamos el sindicalismo clasista, declaramos que éste es un movimiento de clase, y de que la clase obrera es el elemento constitutivo de ese movimiento. En este sentido, la posición de Militante Oposición de Izquierda, consiste en apoyar sinceramente y por todas las formas de lucha que sean necesarias, las demandas que reflejan al sentir de las bases, en repudiar todo intento de reprimir, ignorar o negociar estas demandas y a las bases que las apoyan y, al mismo tiempo, esclarecer el carácter oportunista, coyuntural, manipulador del movimiento.
Lo anterior implica que para MOI, es importante promover la acción consiente de las masas e influencia de los revolucionarios entre ellas.
De nueva cuenta, la lucha magisterial en Morelos, ampliamente difundida por la prensa mundial y nacional en su momento, ha atraído la atención de sindicalistas y trabajadores en la necesidad de reorganizar el movimiento.
Este nuevo auge de las movilizaciones y paros nacionales, tienen como antecedente, la resistencia a las reformas estructurales, en especial a la impuesta Alianza por la Calidad Educativa (ACE), avalada por el charrismo sindical de la mafiosa Elba Esther Gordillo.
El auge a que asistimos no hace más que concretar y materializar, a un ritmo de vértigo, la protesta del Movimiento Magisterial de Bases (MMB), como una expresión de corrientes sindicales con nuevas características (mayor decisión en la conjunción de todas las formas de lucha) capaces de cristalizar una experiencia de alianza obrera-campesina-indígena. Además, en el MMB, en el ánimo de reforzar su perfil e identidad política, se promueve una nueva dirección política que desarrolla la lucha ideológica frente al charrismo y frente a una serie de corrientes desmoralizadoras, oportunistas y burocráticas al interior de la CNTE.
En un balance retrospectivo de lo que han sido estas jornadas es importante distinguir, que lo que se ve como una vuelta a la lucha, a la acción directa, es el combate consiente de todos los efectos de las medidas privatizadoras contra la educación y la seguridad social, por parte de los gobiernos neoliberales. La irrupción de la rebelión magisterial en Morelos, ha de verse como el repudio generalizado a la ACE, desde las Normales Rurales, el CETEG y las secciones democráticas consolidadas de la CNTE en Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Monterrey, Yucatán y Zacatecas. Claro está que la respuesta policiaco-militar del Estado, nos recuerda la arremetida fascista en Oaxaca contra la APPO y San Salvador Atenco.
Todo esto deberá tomarse en cuenta en relación con los preparativos de la Huelga nacional próxima. Si los acontecimientos decisivos sobrevienen en estos meses, el deber de las organizaciones es defender las conquistas ya ganadas y lograr otras nuevas.
En esta situación, la tendencia a la unidad debe ganar terreno. A sí mismo, extraer lecciones de la autodefensa de masas que puede garantizar el éxito hacia el enfrentamiento político contra el gobierno derechista de FECAL.





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