El itinerario ‘popular’, paralelo al oficial; nunca se cruzaron los caminos
Con bandas de música, el tronar de los cohetes por las calles de la ciudad, las tradicionales marmotas y los monos de calenda, alrededor de dos mil 500 personas, simpatizantes de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO), y mentores de la Sección 22 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) participaron la tarde de este sábado en el “Convite magisterial popular, rumbo a la verdadera Guelaguetza popular”.
Sin incidentes, en un ambiente de festividad, a su manera, en lo que han llamado “rescate de las verdaderas tradiciones de Oaxaca”, el contingente partió de la explanada aledaña al templo del Carmen Alto y se dirigió por la calle “Porfirio Díaz” hacia el barrio de Jalatlaco.
Ahí iban las delegaciones del Valle Central, del Istmo, la Costa, la Cañada, la Sierra Juárez, la Mixteca, Tuxtepec.
Las vestimentas, “autóctonas”, porque no se permitieron que hubiera distorsiones, ni “inventos”.
Jovencitas hermosas y apuestos galanes integraron los contingentes que marcharon y danzaron al ritmo de la música tradicional de cada región de la entidad.
“Ni el PRI, ni el PAN, ni el PRD, ni otros partidos ‘chiquitos’ estuvieron en el festejo. Sólo hubo gente del pueblo que quiso participar en esta celebración”, indicó un grupo de participantes.
En las banquetas, a través los cristales de sus vehículos, o encaramados en el mejor lugar, para tener un buen ángulo, decenas de personas de todas las edades esperaron el paso del convite.
Del Carmen Alto al legendario Barrio de Xochimilco, luego al de Jalatlaco y de ahí a La Merced.
El recorrido continuó, pero el festejo no disminuyó. Por el contrario, la celebración iba en aumento. Tronaban los cohetes, mientras bailaban los “monos de calenda”.
No hubo choques entre el convite que el magisterio de la Sección 22 del SNTE y la APPO llaman “oficial”.
Para la dirigencia magisterial, la actividad, “la hizo gente del pueblo”. “Vinieron espontáneamente, sin más interés que dar a conocer las auténticas costumbres del pueblo oaxaqueño”.
Los aplausos surgieron de muchas partes. De las puertas de propietarios de domicilios particulares que simpatizan con el magisterio, de la Sección 22 del SNTE y la APPO, y de ciudadanos que la tarde de este sábado vieron la oportunidad de desfilar, quizá a sus paisanos.
El Zócalo los esperaba. El final de la fiesta tenía que ser ahí. En el corazón de las protestas, donde concluyen las marchas magisteriales-appistas. Hasta ese lugar llegaron los participantes de las delegaciones que mostraron a los propios y visitantes la riqueza folclórica de Oaxaca.
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