Por: Ak'ab' B'ahlam
Entendamos por revolución un cambio justo. Muchos, erróneamente, escuchan esta palabra e imaginan una escena bélica; no piensan en una revolución intelectual o un cambio de un régimen injusto a un sistema igualitario por ejemplo.
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Limitar la explicación de las cosas a nuestro propio mundo es caer en un error muy grave. Debemos entender lo externo para juzgar entonces lo interno.
Limitar la explicación de las cosas a nuestro propio mundo es caer en un error muy grave. Debemos entender lo externo para juzgar entonces lo interno.
El estudiante juega un papel que se vuelve casi una obligación y esto es el ser revolucionario, tanto en acciones como en pensamiento. El estudiante debe crear nuevas formas de pensar, generar nuevas ideas para desempeñar una labor que ayude al pueblo, sociedad, nación, etc. Y esta revolución intelectual debe ser creada por el estudio humanístico, filosófico y científico.
Actualmente el nivel educativo en México difícilmente favorece esta formación, es claro que se necesita una actualización y una mejora a este. Pero Calderón viviendo en su injusto mundo de globalización a todo le encuentra cara de privatización y piensa: privatizo, luego existo; privatizar para favorecer a los que estamos acá arriba y pisar aun más a los de abajo. Lamentablemente la educación no se salva de este apocalipsis y bajo el nombre de Reforma Integral a la Educación Media Superior (RIEMS), se declara a favor del capitalismo.
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Este es un momento importante de que los estudiantes del Colegio de Bachilleres despertemos esa función que se ha encontrado dormida en nosotros durante más de 30 años de historia. Debemos detener esta reforma, debemos detener este engaño. Es momento de tomar las armas de todo estudiante (pensamiento, razón y conocimiento) y comenzar la revolución.
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¡ESTUDIANTE DESPIERTA!
Porque, cuando el estudiante despierta, comienza la revolución…
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