Hasta ahora, los elementos manejados como partes, primero separadas, para poder exponerlas, luego en unidad, son las nociones de unidad y la de los opuestos históricos. Podemos manejar como ejemplo una frase que aparece en el texto de Karel Kosic: “La realidad es la unidad del fenómeno y la esencia” (Kosic, 1967, pág. 28), en ella podemos identificar al fenómeno como “lo que aparece”, la inmediatez, mientras que a la esencia podríamos referirla a lo interno, lo mediato, lo que mediante el fenómeno se hace presente. La esencia y el fenómeno son, en su unidad, el objetivo de la práctica revolucionaria, el fin de la discusión a lo interno de las formas de organización popular, en ella se cifra la forma de apoderarse de las dinámicas de desarrollo de los procesos históricos. No podemos simplemente decidir entre lo esencial y lo fenoménico, como resultado de alguna postura analítica, la separación de ambos elementos de la realidad, momentos de la misma, es la irrealidad, tanto la esencia separada del fenómeno, como éste de la esencia, son formas irreconocibles de la realidad.
En esa unidad entre lo fenoménico y lo esencial esta el carácter histórico de la práctica humana, la realidad como unidad no está al alcance sino de quienes la buscan, y no como una actividad individual, no es una actividad desligada de individuos por su cuenta, nos referimos a un asunto colectivo, podemos decir que la actividad colectiva de las distintas civilizaciones, culturas, entre otras, es la necesaria y vital búsqueda de transformar la realidad, y esa transformación se hace sólo a través de la actividad humana, la organización del trabajo humano en torno a la modificación de la realidad, esa práctica, que en Hegel se centró en la autoconciencia, el pensamiento, en Marx se hizo fuerza humana, un ser humano sin esencias extrañas y siendo él medida de sí mismo, es lo que hoy nos permite plantearnos la construcción de una sociedad nueva, la sociedad socialista y comunista, como única posibilidad de supervivencia de la raza humana.
La unidad entre nociones como esencia-fenómeno, práctica-teoría, forma-contenido, otras más concretas como plusvalía-salario, capital-trabajo, entre otras, es sólo posible dilucidarlas a través de la actividad humana, de la reflexión y de la discusión a lo interno de los grupos de estudio y de organización popular, podemos identificar nudos problemáticos, por ejemplo, entre la participación política y la jornada laboral, la masificación del estudio y la misma estructura laboral, el desabastecimiento y el aumento del consumo en las clases populares, entre otras.
El principal problema que se presenta al tratar de darle concreción a conceptos como los de “unidad”, o los mismos de “antagónicos históricos”, la “esencia” y el “fenómeno”, es cómo pasan de ser elementos coherentes a lo interno de un discurso y se convierten en herramientas reales de investigación de lo real. Las preguntas básicas son cómo identificar a lo interno de algunos procesos la estructura de antagonismos, cómo determinar lo fenoménico y lo esencial de los problemas que manejamos día a día, y no se trata de decir que ahora compraremos el pan de acuerdo a una “metodología” nueva, se trata, sin embargo, de poder entender la problemática de la escasez de ciertos productos alimenticios, el desabastecimiento, de estudiar lo interno del proceso de producción de alimentos, los cambios en el consumo, la estrategia de distribución usada por los grandes productores como forma de acrecentar el valor de los productos.
El Concepto como compromiso con la acción
Al final de tales investigaciones, llevadas a cabo a lo interno de las organizaciones comunitarias, y en la medida del desenmascaramiento de las artimañas de los productores, de los empresarios de la alimentación por ejemplo, se concreta la acción de la comunidad en pro de sus derechos, en la búsqueda de nuevas formas de organización en torno a la distribución y producción de alimentos, y es aquí, justo en este momento, donde la investigación y sus resultados mueven a la necesaria acción, donde podemos ver un ejemplo de esa unidad, necesaria unidad, entre lo teórico y lo práctico, entre la conformación de un Concepto, en este caso de lo referente a la problemática del abastecimiento, que motiva necesariamente acción popular, el Concepto así pensado, como construcción y unidad entre lo teórico y lo práctico, es solidario, tiene necesario compromiso con la acción popular, no hay otra manera.
Lo anterior desarrollado es la expresión de la “concepción del Concepto” central en nuestro estudio y construcción de una herramienta de acción llamada dialéctica. El Concepto es la unidad entre la teoría y la práctica, es, a diferencia de la “definición”, la “denominación”, entre otras formas estáticas de referirse a distintos objetos, una estructura activa y referida a la transformación de la realidad, con el Concepto se hace referencia a la acción transformadora, acción que no es posible desligar de teoría y conciencia, negación de la ideología según la forma de expresarse de Marx, la cual asumimos. El Concepto es acción.
El Concepto de Dialéctica que pretendemos determinar, es entonces, no una definición, no una denominación y va mucho más allá de una noción, es, en la medida en que esta conectado con una práctica y una teoría para transformar, conexión de forma orgánica, una forma de unidad entre la teoría y la práctica motivada por la construcción de un mundo socialista y comunista, es, visto así, un elemento de construcción colectiva, de acción y de conflicto.
En la segunda parte se hará la propuesta del esquema de la histórica, en función de armar un marco teórico para apuntalar el concepto de dialéctica.
Lic. Luis Enrique Millán Arteaga
proyectsucre@yahoo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja un comentario