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Exceptuando unos pocos capítulos, todos los apartados importantes de los anales de la revolución de 1848 a 1849 llevan el epígrafe de ¡Derrota de la revolución!

Pero lo que sucumbía en estas derrotas no era la revolución. Eran los tradicionales apéndices prerrevolucionarios, resultado de relaciones sociales que aún no se habían agudizado lo bastante para tomar una forma bien precisa de contradicciones de clase: personas, ilusiones, ideas, proyectos de los que no estaba libre el partido revolucionario antes de la revolución de Febrero y de los que no podía liberarlo la victoria de Febrero, sino sólo una serie de derrotas.

En una palabra: el progreso revolucionario no se abrió paso con sus conquistas directas tragicómicas, sino, por el contrario, engendrando una contrarrevolución cerrada y potente, engendrando un adversario, en la lucha contra el cual el partido de la subversión maduró, convirtiéndose en un partido verdaderamente revolucionario.

Demostrar esto es lo que se proponen las siguientes páginas.

Karl Marx, La lucha de clases en Francia



"Primero vinieron a buscar a los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista. Después vinieron por los socialistas y los sindicalistas, y yo no hablé porque no era lo uno ni lo otro. Después vinieron por los judíos, y yo no hablé porque no era judío. Después vinieron por mí, y para ese momento ya no quedaba nadie que pudiera hablar por mí"






lunes, 27 de abril de 2009

Globalización del terror y guerra








Escrito por John Saxe-Fernández*










El gobierno de Bush, fuertemente influido por los intereses cortoplacistas de la poderosa industria del gas y del petróleo de EUA en el Caspio, está enajenando a generaciones enteras de Mahometanos, cosechando enemistades y represalias, en una escala colosal.




Fernando Carmona, in memoriam.








1. Preámbulo y antecedentes históricos.




Los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001 y la espiral de violencia que le ha seguido con el igualmente brutal y unilateral bombardeo realizado por EUA e Inglaterra, contra Afganistán, con la complicidad europea y de regímenes política y jurídicamente irresponsables como el de Vicente Fox en México, son de un alto orden de magnitud humana, histórica y estratégica. Humana porque lo ocurrido a partir de ese día deja a miles o quizá decenas de miles de civiles inocentes, muertos y heridos. No existen palabras adecuadas para expresar nuestros sentimientos. Son tan abrumadoras las imágenes de la destrucción de las Torres Gemelas como las de los cadáveres de niños, mujeres y hombres masacrados por las bombas de fragmentación usadas por la Fuerza Aérea de EUA en su incalificable guerra contra Afganistán, un pueblo pobre y devastado ya por 20 años de guerra; imágenes que son un registro instantáneo y estremecedor, de la gran tragedia humana que se despliega ante nuestros ojos. Los organismos internacionales estiman que esta guerra está a punto de generar unas cien mil víctimas por hambre y que la catástrofe humanitaria derivada del inusitado e inútil castigo del gobierno de Bush a Afganistán, podría infligir más daños, aún la muerte, a millones de personas.
La complicidad inglesa en esta campaña y la triste actuación de Tony Blair, el Primer Ministro de esa nación, en el papel de correveidile de Bush en el Oriente Medio y en Europa, es inexcusable: la experiencia del Reino Unido tras una lucha de tres décadas contra el terrorismo, muestra, de manera contundente, que ante ese fenómeno no existe solución militar siendo la vía política la única salida.




La Organización de las Naciones Unidas (ONU) denunció formalmente el 24 de octubre de 2001 que Washington lanzó bombas de fragmentación en sus ataques sobre la población de Herat, donde bombardeó un hospital militar, una mezquita, un pueblo vecino y un asilo de ancianos. () Abdullah Abdullah, un líder de la oposición al régimen afgano, reconoció que los bombardeos han causado mucho dolor y muertos entre la población civil por lo que instó a EUA a evitar a toda costa esas muertes, "pues el pueblo afgano ya ha sufrido el terror de otras guerras". Washingon, no obstante, intensificó sus ataques a lo largo y ancho de ese país, elevando la cifra de víctimas a más de mil quinientos y el Departamento de Defensa(DdD) anunció que los bombardeos continuarían aún durante el mes sagrado del Ramadán, al tiempo que Osama bin Laden, presunto organizador de los atentados terroristas contra EUA, hizo un llamado al mundo islámico sobre lo que calificó como una agresión histórica de los cristianos contra el Islam. Aunque esa aseveración es falsa, ya que las operaciones militares de EUA están motivadas más por los intereses geoestratégicos por encaminarse al dominio de la tercera cuenca petrolera y gasera más importante del mundo, que por aspectos religiosos, el feroz y sanguinario ataque, con su secuela de víctimas inocentes, es percibido como una brutal bofetada contra los mil millones de seres humanos que se identifican con el Islam. Se trata quizá de uno de los errores de mayor calibre histórico jamás perpetrados por la "diplomacia de fuerza" estadounidense posterior a la Segunda Guerra Mundial (SGM).
Nuestra proximidad en el tiempo y en el espacio nos dificulta aprehender, en toda su significación, las ramificaciones históricas y las consecuencias estratégicas, político-constitucionales, geopolíticas y geoeconómicas de estos acontecimientos. Pero lo cierto es que el gobierno de Bush, fuertemente influido por los intereses cortoplacistas de la poderosa industria del gas y del petróleo de EUA en el Caspio, está enajenando a generaciones enteras de Mahometanos, cosechando enemistades y represalias, en una escala colosal La motivación geoestratégica-empresarial de fondo que impulsa la política de Bush en Asia Central, es sintetizada por Brisard y Dasquié en estos términos:




¿Moscú y Pekín multiplican los acuerdos para construir oleoductos que podrían monopolizar el transporte de las reservas de Asia Central. Además, en el verano de 2000 empezó a funcionar el oleoducto ruso por el que pasa el petróleo del Mar Caspio, mientras que su competidor, el oleoducto de EUA que desembocará en Ceyhan (Turquía),, sigue siendo un proyecto. Si la situación sigue así, pronto los campos de petróleo y de gas de Kazakstán, Turkmenistán y Uzbekistán, que pertenecen a compañías estadounidenses, serán exclusivamente conectados a oleoductos y gasoductos controlados por Rusia y China .




En sicología se usa la palabra "subliminal" para referirse a estímulos que son tan pequeños que no los podemos percibir. El encadenamiento de eventos desatados desde el 11 de septiembre es tan inmenso e impactante, que tampoco lo podemos percibir. Sus componentes pertenecen a la categoría de lo "supra-liminal". Como lo indica Günther Anders,..podría ser posible imaginar o arrepentirse por el asesinato de un semejante o aún compartir la responsabilidad; pero figurar la eliminación de miles de seres humanos "?definitivamente sobrepasa nuestro poder imaginativo. Entre más grande sea el efecto posible de nuestras acciones tanto menos capaces somos de representárnoslo, de arrepentirnos o de sentir responsabilidad por él; entre más ancho el abismo, tanto más débil es el mecanismo de frenaje. Eliminar cien mil personas apretando un botón es algo incomparablemente más fácil que destazar a un individuo"...




De manera unilateral, al margen de cualquier instancia judicial internacional y sin mayor fundamentación de hechos, EUA convirtió el combate al terrorismo en una guerra contra Afganistán, aumentando continuamente el número de personas muertas y heridas al tiempo que se corren serios riesgos de que el conflicto se haga general en un contexto en el cual el gobierno de Bush, profundizando su desprecio por el Estado de derecho, observado con gran inquietud desde que asumió la presidencia, se atribuye el derecho de atacar a otros países bajo el pretexto de perseguir a un terrorismo sin rostro ni localización precisas. Sea en las Torres Gemelas o en Afganistán, o por los ataques usando ántrax de alta tecnología, es palpable la barbarie y la cobardía del ataque indiscriminado contra una población indefensa. No existe nada sobre este mundo que justifique ese tipo de acciones: no hay terrorismo bueno o malo. El terrorismo en cualquiera de sus manifestaciones, es decir, incluyendo al terrorismo organizado por el Estado, debe ser categorizado como un crimen contra la humanidad.





Los acontecimientos ocurridos en Nueva York, en Washington, en Pennsylvania y en Afganistán, han llevado el fenómeno, en términos de la conciencia pública, a niveles impactantes y dramáticos, otorgándole a los enlazamientos causales entre "terrorismo de Estado" y "terrorismo internacional", una mayor visibilidad. Ello hace necesario el esfuerzo encaminado a dilucidar sus antecedentes, características estructurales y su dinámica. Después del 11 de septiembre de 2001, la palabra terrorismo y la experiencia del terror, adquirió una presencia existencial-fenomenológica y un impresionante impacto: la trascendencia moral y el peso de la tragedia personal, familiar y comunal, no conoce, éticamente, tasación alguna, en términos de una reflexión comparativa. Pero el orden de magnitud histórica, política y militar de ese acontecimiento y la espiral de violencia que le ha seguido, sí amerita un cuidadoso escrutinio a fin de valorar su significado, lo que sólo puede hacerse en un contexto histórico-comparativo. Sin este esfuerzo histórico, analítico y explicativo, será difícil lograr un acercamiento que conceptual y operativamente permita la delimitación sobre el orden de magnitud de lo que acontece. La historia proporciona un marco indispensable para calibrar y empezar a comprender el significado mayor de lo que está ocurriendo. Ofrece espacio para la reflexión, la comparación, la serenidad y un sano distanciamiento del Iguazú de eventos a los estamos sometidos.




En esta dirección ya algunos analistas han comparado el ataque contra Nueva York y Washington con el de Pearl Harbor (diciembre de 1941), que marcó el ingreso formal de EUA a la guerra. Las similitudes y diferencias entre estos acontecimientos ameritan atención. En primer término las diferencias se centran en el hecho de que en Pearl Harbor se conoció inmediatamente el origen del atacante y no involucró al territorio nacional-continental y mucho menos la sede misma del poderío económico y militar de EUA. Por otra parte, existe evidencia documental que indica que al menos Winston Churchill, tenía conocimiento previo del ataque. Igualmente se desató una gran controversia sobre si la misma Armada de EUA también estaba enterada del operativo previo al ataque japonés. Aún dejando a un lado las hipótesis de conspiración, los documentos de máximo secreto recientemente liberados dejan ampliamente ilustrados inexplicables errores militares y del aparato de inteligencia, extraños equívocos y manipulaciones en el manejo de mensajes cifrados, una anormal abulia en el proceso de toma de decisiones y la existencia de un pacto secreto entre Roosevelt y Churchill, en agosto de 1941, en el que el presidente de EUA se comprometió, al margen de la legalidad vigente en ese momento, a la defensa del Imperio Británico en el Lejano Oriente. Fue un pacto sin fundamento constitucional que en criterio de importantes analistas representó una estrategia de disuasión errónea que estimuló, junto con un embargo total de los envíos de petróleo a Japón por parte de las empresas angloamericanas que monopolizaban su comercialización, el ataque sorpresivo japonés. Durante esa reunión secreta del 8 de agosto, Churchill se esforzó por defender los intereses comerciales del Imperio Británico, amenazados por las propuestas de Roosevelt, y además dejó claramente establecido ante el Presidente que deseaba que EUA declarara la guerra al Eje inmediatamente. Según las minutas del Gabinete de Guerra británico,-un documento que se mantuvo en secreto, " el Presidente dijo que haría la guerra, pero que no podía declararla", por la oposición aislacionista que prevalecía en el Congreso, pero "? que adoptaría una postura cada vez más provocativa". Y que "si a los Alemanes no les gusta, entonces que ataquen a las fuerzas de EUA". Roosevelt prosiguió diciendo que, "? debía hacerse todo lo posible por crear un 'incidente' que conduzca hacia la guerra".(textual:"Everything was to be done to force an 'incident' that could lead to war." Comentando estos extraordinarios hallazgos documentales, el historiador Walter LaFeber, apunta, primero que las palabras de Roosevelt se mantuvieron secretas y el público se enteró de ellas treinta años después. Es comprensible el sigilo, ante el brutal sacrificio de miles de soldados estadounidenses. También recuerda que los acontecimientos que siguieron plenamente avalan su autenticidad. Roosevelt, en efecto, aprobó el despliegue de operativos dirigidos a la provocación de ataques contra EUA. Por ejemplo, a principios de septiembre de 1941 un destructor de EUA, el Greer, acosó a un submarino de guerra alemán por tres horas, indicando su localización a las fuerzas británicas, hasta que este cambió de rumbo y atacó. El Greer escapó sin daño, pero Roosevelt usó el incidente para denunciar a Alemania por un ataque no provocado. Nunca le dijo al público que el Greer había provocado el ataque del submarino.


Posteriormente el Presidente expresó que ante tales ataques inesperados, lo mejor era destruir los submarinos alemanes "antes de que atacaran". En Octubre continuaron las provocaciones y cuando tres barcos de guerra de EUA fueron torpedeados y uno hundido, Roosevelt aprovechó la oportunidad para persuadir al Congreso con el fin de dejar sin efecto lo que quedaba de las restricciones del Acta de Neutralidad, para que el Presidente actuara sin impedimento legal alguno.




Estaba claramente establecido el interés tanto de Churchill como posteriormente de Roosevelt de que EUA ingresara formalmente como beligerante en esa guerra y Pearl Harbor fue el "acontecimiento" que materializó tal aspiración. El Congreso de manera inmediata procedió a la declaración formal de guerra con un apoyo abrumador de la opinión pública. Se otorgaron amplios poderes de guerra al Presidente y el país entró en un estado de emergencia. El affaire de Pearl Harbor es un parteaguas en la historia de EUA y el mundo, como también ahora lo es el ataque del 11 de Septiembre, por lo que, como se mencionó, conviene establecer las similitudes y diferencias respecto a esos acontecimientos recientes.




Lo que más ha llamado la atención ha sido la espectacular incapacidad de los organismos de inteligencia y seguridad de EUA en detectar y evitar la catástrofe en Nueva York y Washington, que le costó la vida a miles de personas. Es necesario, desde ahora, tomar nota, en las palabras de Baltasar Garzón, magistrado de la Audiencia Nacional de España, sobre "? las posibles responsabilidades por omisión culpable de todos los servicios de seguridad, inteligencia y policiales de EUA en la no prevención de la masacre". Dicha incompetencia es sorprendente, tanto porque los senadores Gary Hary y Warren Rudman, de la Comisión Hart-Rudman habían advertido desde enero específicamente que "el terrorismo era una amenaza tan grande que requería mucho más que la sola atención de la Agencia Federal de Manejo de Emergencias" , haciendo propuestas para neutralizarlos, mismas que fueron incomprensiblemente desdeñadas por la Casa Blanca, el Secretario de Defensa , el de Estado y la asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, como porque existen indicios de que varios grupos políticos y de inversionistas tenían conocimiento previo sobre el ataque. Los servicios de inteligencia tras rastrear las informaciones disponibles en los últimos meses, admiten que desde junio disponían de pistas de que se preparaba un gran atentado. En los primeros meses del verano, la CIA comenzó a recibir informes sobre preparativos para efectuar "alguna actividad terrorista espectacular",y, más específicamente "la CIA supo en junio que integristas islámicos preparaban un gran atentado" según informaron a "Time", fuentes de esa agencia. De acuerdo con un informe de prensa despachado desde Londres, en las 72 horas previas a los ataques contra las Torres Gemelas, varios políticos italianos tuvieron conocimiento por una fuente absolutamente fiable de las tenebrosas intenciones de grupos terroristas de usar aviones comerciales suicidas contra edificios en EUA. La fuente identificada es el sacerdote francés, Jean Marie Benjamín, quien alertó que una red terrorista "islámica", tenía tales intenciones., Con más de treinta mil millones de presupuesto y con una larga y estrecha vinculación y monitoreo de la comunidad política italiana prácticamente desde 1948, es asombroso que ni la estación de la CIA en Roma ni Berlusconi, cuyo aparato político, además de contar con una amplia infraestructura para el espionaje electrónico y telefónico, se ufana de tener la mejor información personal sobre lo que acontece día a día en Italia, no se hayan percatado de las advertencias de Benjamín, máxime que se trata de una de las principales autoridades en el tema.




También es ampliamente conocido que, según analistas de transacciones en varias bolsas, se registraron operaciones bursátiles que durante los días anteriores a los ataques, especularon con las acciones de varias empresas de aviación, corredurías y aseguradoras, que serían gravemente afectadas por el uso de aviones comerciales, con pasajeros, como instrumentos de guerra. Este sospechoso entramado, fortalece la hipótesis -y la sospecha-, de que grupos políticos y de inversionistas de diversos países occidentales, incluyendo los propios de EUA, tenían conocimiento anticipado de los planes terroristas. El 12 de Septiembre se comprobó que seis días antes de los atentados, se habían llevado a cabo maniobras bursátiles con las acciones de United Airlines (uno de cuyos aviones se estrelló en la torre sur del World Trade Center -WTC- y otro se desplomó en Pennsylvania), y las de American Airlines, (un avión suyo se estrelló en el Pentágono y otro en la torre norte). Fuentes fiables indican que estas manipulaciones, características del delito de "aprovechamiento ilícito de informaciones privilegiadas" no se realizaron con ninguna otra aerolínea del mundo, excepto la KLM. Operaciones similares se registraron con las opciones de venta de Morgan Stanley Dean Witter & Co -empresa que ocupaba 22 pisos en el WTC así como con las del primer corredor de bolsa del mundo, Merril Lynch & Co -cuyas oficinas estaban localizadas en un edificio cercano a las Torres, a punto de derrumbarse. Otras operaciones igualmente sorprendentes se realizaron con las acciones de grupos de seguros: Munich Re, Swiss Re y Axa.




El politólogo James Petras ha recordado que varios de los pilotos árabes suicidas fueron adiestrados por las fuerzas armadas de EUA por lo que no descarta que algunos de ellos hayan sido agentes dobles. Lo que apunta a la existencia de vínculos inquietantes entre la Agencia Central de Inteligencia, el Pentágono, la red Al Qaeda, los intereses manejados por la familia Bush y Osama bin Laden. Se trata de una relación estrecha a lo largo de los años en que Washington alentó, adiestró, financió y pertrechó a los grupos fundamentalistas que luchaban contra la URSS en Afganistán.




Por ejemplo en 1979, por solicitud del príncipe Turki al-Faisal al Saud, director de los servicios de inteligencia sauditas, se encargó a Bin Laden, "para administrar financieramente las operaciones secretas de la CIA en Afganistán". Se trata de 2 mil millones de dólares, "el operativo más costoso jamás emprendido por esa Agencia".




Es virtualmente imposible que la Agencia de Seguridad Nacional de EUA (NSA) no haya estado al tanto de los movimientos y manipulaciones financieras que antecedieron al brutal ataque contra civiles en Nueva York. La NSA ha vigilado por años las actividades de grupos criminales así como de grandes empresas y bancos europeos por medio de "Echelon", un dispositivo de espionaje supersecreto, establecido en 1947 y que opera desde Fort Meade, Md, en el cual participan Inglaterra, Australia, Nueva Zelanda y Canadá Su existencia se conoció en 1988 y en 1997 el Parlamento Europeo realizó una investigación sobre el uso de Echelon para desactivar contratos de empresas de la Europa continental y de Japón, rivales de las estadounidenses, especialmente en el área de alta tecnología como la industria aeroespacial y la biotecnología.




También se le conoce como "el oído más poderoso sobre el bajo mundo". Se usó para localizar al terrorista Carlos (the Jackal) en 1994 y a Pablo Escobar, acusado de tráfico de drogas, en 1993. Según Forbes, ambos fueron descubiertos "por medio de llamadas telefónicas". La NSA informa directamente a la Casa Blanca y cuenta con sus propios satélites capaces de interceptar cualquier comunicación en el mundo. Este es un sistema laberíntico, con equipos de inteligencia artificial que intercepta señales de satélite, microondas, celulares, cable submarino y fibra ópctica, en cualquier parte del mundo, permitiendo reconocer aquella información que es de interés comercial e inversión, de carácter político-militar o relacionada con transacciones criminales. Según un análisis reciente, "terroristas como Osama bin Laden saben que las llamadas y los correos electrónicos son vulnerables al monitoreo, de tal manera que a menudo sólo se comunican personalmente y usan a amigos o familiares como mensajeros", Pero, como lo indica Steven Aftergood, un analista de política de inteligencia, de la Federación de Científicos Estadounidenses: "?a fin de cuentas estamos hablando de dar seguimiento a una red de terroristas. Una red no puede funcionar totalmente sin recurrir a la tecnología" "Tienen que ser capaces de transferir fondos, tienen que ser capaces de viajar. Y tienen que ser capaces de comunicarse".




Considerando lo anterior, después de varios ataques contra embajadas estadounidenses en Africa, con decenas de muertos y heridos, los cuerpos de seguridad e instrumentos de detección anti-terrorista estaban en un estado continuo de alerta, por lo que es inconcebible la "grieta generalizada de seguridad" de los servicios policiales y de inteligencia a todo nivel, lo que abrió una ventana de oportunidad espacio-temporal a los grupos de terroristas, para lograr acceso y control de los aviones y dirigirlos con precisión hacia sus blancos, máxime que oficialmente se reconoce que la NSA había interceptado dos mensajes que vinculaban a varios terroristas que habían ingresado a EUA desde Canadá, con Bin Laden. Fuentes oficiales del gobierno informaron a la revista Time de que " esos primeros indicios tenían visos de ser ciertos en un 90% de posibilidades". Igualmente inexplicable, es que ninguna autoridad del Ejecutivo o del Legislativo de EUA haya iniciado una investigación a fondo y como paso previo a un juicio formal de los responsables, de lo que, prima facie, y en criterio de la diputada Dana Rohrabacher es "una falla catastrófica". Después de todo, se destinan 11 mil millones de dólares anuales al combate antiterrorista.




La situación es delicada ya que todavía no se sabe, con certeza, desde dónde se perpetró el ataque. Como en 1941, el acontecimiento marca la transición entre un período en la historia de la Unión Americana -y del mundo-, y el inicio de otra "era", especialmente en lo que se refiere a la mayor concentración de poderes de "la Presidencia Imperial"-así calificada por Arthur Schlesinger - y de los impactos sobre el ordenamiento constitucional, las libertades civiles, el derecho a la información, las relaciones cívico-militares y un extraordinario estímulo e incremento a los presupuestos y personal de la comunidad de inteligencia, la carrera armamentista y por lo tanto al poder derivado de la conjunción de intereses militares e industriales de EUA.

Me refiero a los sucesos inmediatos a los atentados, cuando el Presidente Bush recibió -con un voto en contra- amplios poderes de guerra. Posteriormente, el 24 de octubre la Cámara de Diputados de EUA aprobó un paquete de medidas para aumentar el poder y los presupuestos de los organismos militares, de inteligencia y de seguridad interna. El paquete otorga al aparato de inteligencia el derecho de intervenir teléfonos y correos electrónicos,(Echelon) de arrestar a sospechosos y suspender el derecho de habeas corpus y otros procedimientos elementales de protección de sospechosos contra arbitrariedades policiales. Posteriormente y a petición de la Casa Blanca, se ha restringido el acceso del público a los archivos oficiales que habían sido abiertos bajo el Acta de Libertad de Información, precisamente en los que se encuentran detalles sobre las "vinculaciones" entre los intereses de la familia Bush con grupos y personajes del Oriente Medio antes mencionadas. La aprobación del proyecto de ley antiterrorista, conocida como "Ley Patriota" había sido demorado por la preocupación de diputados y senadores en a las libertades civiles y el respeto a la vida privada. El bioterrorismo con ántrax perpetrado contra líderes y edificios legislativos y medios de comunicación, creó un clima de temor e indignación que ayudó, de una forma u otra, a "legitimar" ante la opinión pública doméstica los bombardeos contra Afganistán y a impactar el medio ambiente sico-social y político en el que finalmente la "Ley Patriota" fué aprobada. Surgió de un compromiso negociado con el Senado, adoptado por 357 votos a favor contra 66 La ley otorga a la policía y a los organismos de inteligencia amplios poder para combatir el terrorismo, incluyendo poderes para registrar en secreto las viviendas de los sospechosos y sus documentos mercantiles, asi como para escuchar sus conversaciones telefónicas y leer su correo electrónico. Los legisladores, preocupados ante a posibilidad de que las auoridades ausen de los poderes ue ls otrga la nueva ley, le dieron una vigencia de solamente cuatro años ("sunset clause"), lo que, según la senadora Dianne Feinstein, "nos da tiempo para investigar si hubo abusos egregios" De hecho esa ley pasó en medio de episodios de terrorismo con ántrax, con audiencias legislativas y un debate mínimos En ella se eliminan de manera significativa las diferencias entre las actividades de inteligencia en ultramar y las encaminadas al mantenimiento doméstico de la ley y el orden. Por ejemplo, se permite al Departamento de Justicia acelerar los procedimiento, investigar más a fondo y atacar a los sospechosos de actividades terroristas. Con ello, paralelamente, se presenta la preocupación de si estos cambios realmente "reducirán la amenaza terrorista o aumentará el nivel de temor del ciudadano respecto a su propio gobierno". El Procurador John Ashcroft giró instrucciones al Asistente encargado de la División Criminal del Departamento de Justicia, Michael Chertof para manejar los procesos legales de cerca de novecientos detenidos desde los sucesos del 11 de septiembre. Todos los cargos se han hecho en sesiones secretas, lo que dificulta determina si ocurren abusos de autoridad. Los temores de abusos a los derechos constitucionales y civiles han sido expresados por republicanos y demócratas. El senador republicano, conservador, Bob Goodlatte, expresó su preocupación sobre abusos de estos poderes mientras el senador demócrata Russell Feingold expresó que "la ley permite que se realicen investigaciones criminales regulares en esta corte secreta, lo que francamente no es en realidad ninguna "corte". "Es el patio de juego del Procurador General". Estas ansiedades ciertamente se vieron fortalecidas por el decreto presidencial firmado por Bush otorgando poderes al Secretario de Defensa Rumsfeld, para el establecimiento de "Tribunales Militares Secretos", con poderes de procesamiento, enjuiciamiento y ejecución secretos de individuos de origen extranjero, migrantes, residentes en EUA, o en cualquier otro país, como Afganistán o Paquistán, que sean sospechosos de actos de terrorismo. El equilibrio cívico-militar parece estar gravemente afectado, aunque el proceso de militarización de la dinámica política no es nuevo. Las advertencias y observaciones han procedido de personajes tan disímiles como el General David M. Shoup, quien hace varias décadas había advertido que "Estados Unidos se ha transformado en una nación militarista y agresiva": o el senador H. Ellender de Luisiana, de postura conservadora, quien advirtió, en medio de la Guerra de Vietnam, que "por casi veinte años muchos de nosotros en el Congreso hemos seguido ciegamente las indicaciones de los voceros militares. Algunos representantes son cautivos de los militares. Estamos a punto de convertirnos en una nación militar" Y el Senador J. W. Fullbright, continuamente se lamentó sobre los impactos domésticos de la militarización de la política exterior.




La privatización de los servicios de seguridad de importantes centros de investigación del gobierno y del DdD, presenta, junto con su equivalente en los servicios aeroportuarios, uno de los más serios problemas, habiéndose registrado a lo largo de los últimos dos años incidentes sobre extracción de materiales de muy alta peligrosidad de laboratorios dedicados al diseño y fabricación de armas de destrucción masiva. A finales de octubre los organismos de seguridad no descartaban que el origen de los ataques de ántrax fuese doméstico. En un documento oficial, en torno al armamento biológico, se establece que una de sus ventajas en relación con el armamento químico o nuclear, es que es de difícil detección por el lapso entre su uso y la aparición los síntomas, lo que entorpece determinar el momento y lugar del ataque. Aún más, un ataque biológico "fácilmente puede atribuirse a causas naturales, proveyendo al país atacante con amplias bases para 'negar plausiblemente' su involucramiento." Por lo que su uso ha resultado atractivo para el aparato encargado de realizar operaciones clandestinas, dentro o fuera de EUA.




Resulta sugerente que, según un experto entrevistado en el programa Hard Talk de la BBC, una de las cepas de ántrax usadas al menos en uno de los incidentes reportados por los medios hasta ese momento, provenía de una muestra de la década de 1950, contenida en un depósito oficial, y sólo capaz de ser generada con equipo adecuado en un laboratorio, imposible de haber sido producida por novatos. Posteriormente los expertos reconocieron que los ataques que siguieron también tenían esas características. Los primeros hallazgos fueron inexplicablemente lanzados al baúl de los olvidos tanto por el fiscal general, John Ashcroft y el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer como por el exconsejero de seguridad ruso, Alexei Yablokov. Días después Genady Onishchenko, viceministro de Salud de Rusia junto con altos funcionarios de la Defensa, negaron categóricamente que las esporas de ántrax encontradas en EUA pudieran haberse originado en Rusia. Genady dijo estar seguro "de que se prepararon en territorio estadounidense." Robert Mueller, Director de la FBI coincidió con los voceros rusos admitiendo la posibilidad de que los ataques bioterroristas " tengan origen en EUA", aunque precisó que no se descarta ninguna hipótesis. Según Mueller, "es posible que haya alguien en Estados Unidos que produzca el bacilo.". Es decir, no cabe duda de que el FBI se abre ante el abanico de posibilidades y no se constriñe a la hipótesis de que el ántrax provenga del fundamentalismo islámico, sino que acepta que pueda proceder de grupos o individuos racistas, blancos y ultraderechistas o alguien como , el "unabomber". En medio de estos informes llama poderosamente la atención la prisa de algunos importantes semanarios estadounidenses por vincular al Taibán con el ántrax así como las declaraciones de voceros de la Casa Blanca en el sentido de que, en respuesta a ese bioterrorismo se contemplaba el uso de armas nucleares tácticas en Afganistán al tiempo que Bush afirmó que " los ataques con ántrax" representaban "la segunda fase" de los ataques terroristas. Lo cual nos deja perplejos y lógicamente nos lleva a plantear varias preguntas en torno a las supuestas vinculaciones entre actores externos e internos, empezando por si, en verdad existe un eje articulador de esa conexión entre las dos fases, es decir, entre los ataques terroristas contra Nueva York y Washington, presumiblemente realizados por fuerzas externas y los subsecuentes ataques bioterroristas,que el FBI hipotetiza que están siendo perpetrados por individuos o grupos domésticos Aún más, ¿cuál es la función de la "fase dos"?, ¿mantener el clima de conmoción pública y de agudo patriotismo por medio de ataques a personajes clave de los medios de comunicación? ¿por eso, la agresión con ántrax contra líderes senatoriales que se ha mantenido hasta ahora, habiéndose encontrado pequeñas cantidades de esporas en las oficinas de los Senadores Edward Kennedy y Chris Dodd? Esos ataques selectivos al Poder Legislativo ¿han generado un clima favorable o desfavorable a favor de la nueva legislación anti-terrorista? Las respuestas son cruciales aunque, hasta ahora, la suposición de que se trata de un "golpe de Estado técnico", sólo se basarían en hipótesis que se sustentan en indicios reales.






La historia sigue siendo una importante guía, para determinar la forma de actuación y la dinámica política interna, especialmente en las relaciones de los poderes cívico-militares y el impacto de las poderosas comunidades de la industria del gas y del petróleo y de inteligencia, o de sectores dentro de ella, que inciden en los procesos de toma de decisión en EUA. La última vez que se otorgaron poderes de guerra a un Presidente de EUA, fue durante la Guerra de Vietnam, conferidos a favor de Lyndon Baines Johnson (LBJ) como resultado de unos ataques de torpedo contra barcos de guerra de EUA en el Golfo de Tonkin, presumiblemente realizados por botes torpedo de Vietnam del Norte el 2 de agosto de 1964. Dos días después, se supone que ocurrió otro ataque, al menos así se informó oficialmente al público. La respuesta de LBJ fue fulminante: giró instrucciones para el bombardeo de bases y barcos de Vietnam del Norte y solicitó al Congreso la aprobación de "La Resolución del Golfo de Tonkin", que le otorgó poderes de guerra, a fin de "tomar todas las medidas necesarias para evitar otra agresión". La resolución fue aprobada unánimemente en la Cámara Baja por 416 votos a favor y 0 en contra. En el Senado enfrentó las objeciones de Wayne Morse y Ernest Gruening, ambos demócratas, quienes advirtieron que la medida "?daba un cheque en blanco al presidente para usar la fuerza a su antojo en Asia Sudoriental". El senado aprobó la medida el 7 de agosto, con 88 votos a favor y 2 en contra, en medio de una fuerte campaña mediática, con el arrebato, ignorancia y desinformación del público como componentes primordiales ante lo que se presentó como un ataque no provocado contra naves de EUA.




A lo largo de los cuatro años que siguieron, apareció información documental que mostraba que el ataque en el Golfo de Tonkin había sido provocado por la propia Armada de EUA que realizaba operaciones de sabotaje y ataques contra Vietnam del Norte y que el segundo ataque probablemente jamás ocurrió. Los Documentos del Pentágono , una enorme masa de informes y comunicaciones altamente secretas dadas a conocer al público por Daniel Ellsberg, un exanalista vinculado al servicio de inteligencia de la Fuerza Aérea y publicados por The New York Times, finalmente mostraron que todo había sido un hábil montaje, encaminado a manipular al Congreso con el fin de que otorgara poderes de excepción a LBJ y justificar ante la opinión pública nacional e internacional la intensificación de la guerra así como un incremento sorprendente de tropas, equipo y presupuestos castrenses para las tres armas y los servicios de inteligencia. Una suerte de "golpe de Estado técnico" realizado por los equipos de "operadores" del vasto sistema de inteligencia de esa nación. Según el teniente Fletcher Prouty, el problema se hace más complejo y la situación más peligrosa ya que lo que él identifica como el Directorio de Operaciones, o "The Secret Team", y autores como David Wise y Thomas Ross denominan "el gobierno invisible" , también usa estos métodos para manipular la dinámica política "interna" estadounidense. Según Prouty, una de las mayores fortalezas de la Dirección de Operaciones de inteligencia ha sido su capacidad para activar varios elementos dentro del gobierno -usualmente al Departamento de Defensa, con pequeños estímulos diseñados para crear una reacción-. Para llevar la situación a un nivel más alto, revela Prouty, "?la CIA utiliza su infraestructura clandestina para estimular las acciones que le interesan con el fin de generar reacciones dentro de la estructura gubernamental de EUA. Aunque tales acciones y reacciones usualmente empiezan en una escala menor, pronto se intensifican como en Indonesia, Tibet y Grecia. Se salieron totalmente de control en el Asia Sudoriental." El "plan de juego" consiste primero en definir la escena, con declaraciones acerca de que el enemigo está a punto de atacar, luego el equipo de operadores lanza un ataque muy secreto y provocativo, "?del tipo que generará una respuesta abierta". Según este experto en inteligencia militar, "?estos ataques secretos, que bien pueden haber sido realizados por terceros o mercenarios sin vinculación estatal alguna, cuyos materiales fueron secretamente suministrados por la CIA, sin duda crearán una reacción que a su vez es observada en EUA. El siguiente paso es categorizar el acto del enemigo como 'una agresión' o una 'insurgencia subversiva', y la siguiente etapa es activada por la CIA que lleva estos hechos ante el Consejo de Seguridad Nacional, para que se adopten medidas apropiadas de respuesta". Esta técnica, ampliamente confirmada por Los Documentos del Pentágono, fue llevada a cabo por Walt Rostow y McGeorge Bundy, contra Vietnam del Norte, sentando el marco de referencia para los ataques en el Golfo de Tonkin. Todo el misterio generado alrededor de estos acontecimientos fue dispersado en esos documentos, en su referencia al esquema encubierto conocido como OPLAN-34. El recuerdo de este esquema operativo está lejos de representar un hecho histórico inerte. No es una pieza de museo o una reliquia, si se tiene presente lo inmensamente relevante que resulta contestar, ahora, el interrogante en torno a la relación entre la Dirección de Operaciones con Osama bin Laden, la organización Al Qeda y las guerrillas islámicas, una pregunta natural, si se tiene presente que agentes de esa instancia gubernamental, supervisaron operativos de gran impacto político-militar, como el manejo de varios miles de millones de dólares -a cargo de bin Laden-, la entrega de cohetes Stinger a los jumahidines afganos durante la guerra contra la URSS,y el desarrollo de vastos operativos clandestinos dirigidos a acelerar el deterioro de la posición soviética en Europa Central,- con la participación oficial del Vaticano-, y en Asia Central.




El registro histórico también indica que desde la llamada "Guerra de 1812", el territorio continental de EUA no había sido atacado. En efecto la última vez que se registró un hecho de esta naturaleza ocurrió el 3 de agosto de 1814 cuando una fuerza de cinco mil soldados y marinos británicos, salieron de as Bermudas hacia la costa atlántica de EUA. Entre ellos se encontraban tres mil 800 veteranos de la campaña contra Napoleón, conocidos como "los invencibles de Wellington". La operación fue dirigida contra la ciudad de Washington, cuyos principales edificios y símbolos públicos fueron sometidos a fuego de antorcha. Sin dejar a un lado su importancia, lo ocurrido en septiembre de 2001 hace palidecer los acontecimientos de 1814 y el de Pearl Harbor. Uno de los aspectos de mayor relevancia es que formal y operativamente EUA está en estado de guerra y que, por primera vez desde 1814, su territorio continental y su población forman parte y parcela del "campo de batalla", -como se verá posteriormente, esto conlleva profundas consecuencias para las relaciones político/estratégicas internacionales, y de manera particular representa un reto histórico y una amenaza potencial para la soberanía territorial de México y Canadá-.








2 Terrorismo de Estado y Terrorismo Internacional.




Está plenamente establecida la relación causal entre terrorismo de Estado y Terrorismo Internacional. Desde 1997 el Defense Science Board informó a la Subsecretaría de Defensa para Adquisiciones y Tecnología que, "?la información histórica muestra la existencia de una fuerte correlación entre la intervención de EUA en ultramar y el aumento de ataques terroristas en su contra". El documento continúa advirtiendo que, "?además, la asimetría militar que le niega a otros Estados la capacidad de realizar ataques abiertos contra EUA, les induce a usar actores transnacionales, es decir, terroristas de un país atacando a otro.". El reconocimiento de que la práctica del terrorismo de Estado como parte de los instrumentos de política exterior puede ocasionar un estado generalizado de anarquía y guerra, fue reconocido en el Acta de Seguridad de 1947, por medio de la cual se refundaron los servicios secretos de EUA, para labores de inteligencia y la práctica de cuestionables operaciones que, por su naturaleza son clandestinas y deben mantenerse secretas porque violan el derecho internacional, penal, comercial y constitucional así como la normatividad de los Juicios de Nuremberg. En esa Acta, se estableció que esos operativos de terror de Estado, que incluían el asesinato político, los atentados, la desestabilización y la inducción de golpes de Estado, entre otras actividades, debían realizarse de manera "clandestina" y con la capacidad "de negación plausible", los que conllevaban al mantenimiento del sigilo respecto a la participación del gobierno de EUA en su planeación, financiamiento y ejecución. Durante 50 años este tipo de diplomacia de fuerza, basada en operaciones secretas, para posteriormente justificar acciones militares o políticas abiertas, se aplicó marcadamente en América Latina, aunque también en Asia y en el Oriente Medio.




El sentimiento de pérdida, de rabia y de duelo en relación a un acontecimiento colectivo de masacre que sentimos el martes 11 de septiembre lo habían experimentado veintiocho años antes, el mismo día pero del año 1973, cuando dio inicio una espantosa operación de terrorismo de Estado en Chile que derrocó a un presidente constitucional generando un baño de sangre que quitaría la vida a miles de hombres y mujeres y sometería a crueles torturas a muchos otros, inflingiendo daños morales, físicos y emocionales a miles de familias, marcando a toda una generación.




Esa no fue solo una operación endógena. Existe abundante documentación que indica fue iniciada e impulsada por Nixon, con Henry Kissinger como principal coordinador, desde las oficinas de la asesoría de seguridad nacional de la Casa Blanca, de las operaciones secretas de guerra económica, política, militar que inciden en la polarización interna. Conviene recordar ahora este caso latinoamericano, uno entre muchos, porque ahí están otros operativos como la participación de EUA en la instauración de una brutal dictadura en Brasil desde 1964, en los años 1970 en Argentina y Uruguay y en los ochentas el establecimiento de regímenes de terror de Estado en Centroamérica, protagonistas de horrendas masacres en Guatemala, Honduras y El Salvador, con especial saña, infamia e ignominia contra la población Maya.




El recordatorio histórico es necesario para ejemplificar el concepto de "terrorismo de Estado", fundamental para lanzar vistas más certeras sobre los procesos causales que pueden estar en la base de la tragedia que se viene registrando desde septiembre. Se trata de la relación entre el "terrorismo de Estado" y la promoción de las condiciones objetivas que inducen el "terrorismo internacional".




En el caso del operativo desplegado por el gobierno de EUA en Chile, conviene retomar las evidencias documentales ofrecidas por Peter Cornbluth y el archivo de Seguridad Nacional, así como la síntesis ofrecida por el periodista Jon Lee Anderson: "el plan de juego, de acuerdo con documentos gubernamentales de EUA desclasificados, se dirigió a crear la ingobernabilidad en un Chile gobernado por un presidente socialista electo, Salvador Allende, provocando el caos social con el fin de inducir un golpe de Estado?Un cable de la CIA sintetizó los objetivos claramente al jefe de su estación en Santiago en estos términos "?es nuestra firme y persistente intención que Allende sea derrocado por medio de un golpe?vamos a continuar generando la presión máxima hacia la consecución de este fin, usando todos los medios disponibles. Es imperativo que estas acciones sean aplicadas de manera clandestina y segura de tal suerte que la mano del gobierno de EUA permanezca bien oculta".




El ciudadano promedio de EUA poco conocía sobre ese tipo de operaciones y atrocidades cometidas por su gobierno. No voy a describir ni enumerar las matanzas, los desaparecidos y los torturados y los perseguidos, o su coordinación internacional por medio de la Operación Cóndor. Stella Calloni ya lo hizo de manera puntual. Sólo quiero recordar al lector que este tipo de diplomacia de fuerza se proyectó con igual saña y barbarie en Asia y de manera particularmente intensa, en el Oriente Medio. Los operativos clandestinos y el terrorismo de Estado virtualmente se registran a lo largo y ancho del orbe. Por ejemplo, como resultado de la intensificación bélica que siguió a los incidentes del Golfo de Tonkin en 1964, cientos de miles de personas resultaron muertas durante el gobierno de Johnson y de Nixon. Nixon y Kissinger arrojaron más bombas sobre la población rural de Camboya que el total lanzado sobre Japón durante toda la Segunda Guerra Mundial muriendo al menos tres cuartos de millón de campesinos camboyanos y ayudando a legitimar el movimiento del Khmer Rouge de Pol Pot, cuya revancha y búsqueda de pureza ideológica significó la muerte de millón y medio de camboyanos, tanto rurales como urbanos.




Desde aquel entonces hasta nuestros días aumentó de manera considerable la diplomacia de fuerza, expresada en violencia abierta de corte intervensionista. (Téngase en la memoria el bombardeo contra los barrios populares de la ciudad de Panamá, perpetrado por el padre del actual mandatario estadounidense en diciembre de 1989). Así, conforme se amplió e intensificó la diplomacia de fuerza, también aumentó la masa de agredidos, dispuestos a ante esa diplomacia, observándose la incapacidad estadounidense para controlar los efectos inesperados:las respuestas de corto mediano o largo plazo de las víctimas, que en la jerga de la seguridad nacional de EUA se conoce como "blowback" (una suerte de efecto boomerang). Según Chalmers Johnson, "?el término 'blowback'" fue "?inventado por funcionarios de la Agencia Central de Inteligencia, para uso interno, y empezó a circular entre los estudiosos de relaciones internacionales. Se refiere a las consecuencias no esperadas de operaciones que fueron mantenidas en secreto y sin que los estadounidenses se enteraran. Lo que la prensa diariamente califica como actos malignos, de 'terrorismo' o 'capos de la droga' o 'rogue states', o 'mercaderes ilegales de armas' a menudo resultan ser el 'blowback' de operaciones estadounidenses realizadas anteriormente." Los ejemplos más notables de "blowback" ofrecidos por Johnson provienen de los operativos desplegados por Washington en el Oriente Medio, como el ataque terrorista de 1988 contra el Vuelo 103 de la Pan Am que mató a 256 pasajeros y a 11 personas en tierra.Una respuesta, según Johnson, del ataque aéreo de Reagan en 1986 contra Libia que mató a la nuera de Kadafi.




El "blowback" tiende a generar más "blowback" en una espiral de violencia. Una buena ilustración de esta característica la ofrece precisamente la reacción del gobierno de EUA a los ataques del 7 de agosto de 1998 contra varios edificios de las embajadas en Nairobi y Dar es Salaam: "?el gobierno pronto culpó a Osama bin Laden, un saudita que por años había denunciado a los gobernantes de su país y a sus aliados estadounidenses. El 20 de agosto EUA respondió lanzando cerca de 80 cohetes crucero (con un costo de 750 mil dólares cada uno) contra una planta farmacéutica en Cartún, Sudán, y contra un viejo campamento mujaidín en Afganistán? Ambos blancos habían sido identificados por el aparato de inteligencia de EUA como áreas vinculadas con Osama Bin Laden o sus seguidores. Pronto se dio a conocer, que la información sobre ambos sitios era errónea y que ninguno de los blancos tenía relación alguna con aquellos que se sospechaba habían atacado las embajadas? los voceros gubernamentales continúan justificando estos ataques como formas para disuadir el terrorismo aún si los blancos han sido comprobadamente irrelevantes a cualquier daño ocasionado a edificios estadounidenses? de esta manera, se siembran en el mundo las posibilidades para más 'blowback' en el futuro? Los mismos voceros ignoran que de hecho, Bin Laden, el supuesto responsable de la maquinación de los ataques contra las embajadas, es un ex 'protegé' de los EUA. Cuando EUA organizaba a los rebeldes afganos contra la URSS en los años de 1980, él jugó un importante papel en sacar a la Unión Soviética de Afganistán y sólo se volvió anti-estadounidense en 1991 porque consideró que la presencia de tropas de EUA en Arabia Saudita durante la Guerra del Golfo era una violación de sus creencias religiosas." Por ello, Osama Bin Laden fue vetado por Washington para acceder al puesto de ministro de petróleo de Arabia Saudita.




El análisis sobre los efectos y peligros de la diplomacia de fuerza, con sus políticas de infiltración, penetración, desgaste y desgarre de estructuras internas de legitimidad interna aplicados por la CIA, desde las embajadas de EUA en el mundo, me hizo advertir en 1977 que el uso de este tipo de diplomacia de fuerza, podía repercutir dentro de los Estados Unidos, con crecientes riesgos, ese ha sido mi temor desde entonces, de que "desembocara en una tragedia humana generalizada, pero en una proporción inmensamente mayor en los propios EUA". En ese libro consideré, que una diplomacia de corte hitleriano, como la que habíamos observado en Chile y posteriormente en Argentina y Uruguay, "?significa el inicio de una era hobbesiana"; y dejé constancia de mi opinión en el sentido de que antes de seguir aplicando la guerra política y urbana en el exterior, "?el ejecutivo norteamericano haría bien en advertir que su agresividad internacional transforma a su propio sistema político en blanco de ataque inmediato por parte de actores internos o externos, que han sido atacados y/o provocados; después de todo, se trata de una guerra barata (que no excluye el sabotaje urbano químico-bacteriológico) capaz de ser desarrollada eficientemente por cualquier nación?Como lo ha reconocido Brian Jenkins, experto del Laboratorio de Ideas de la Rand Corporation, '?los gobiernos podrían emplazar a grupos terroristas o preparar grupos propios, ya que la perspectiva es una forma barata de guerra limitada'".




El texto de 1977 continúa: "? ello significaría que el sistema político norteamericano tendría que explicitar todos los elementos de Estado-guarnición que ya contiene, tanto al nivel legal, como operativo, pero ni un Estado policiaco-militar sin precedentes en la historia norteamericana sería capaz de garantizar el funcionamiento de sus grandes -y vulnerables- centros metropolitanos. La complejidad de la sociedad norteamericana y la notable interdependencia de todo el sistema colocan a EUA ante alternativas poco dichosas para el ejercicio de la guerra política y urbana en el exterior".
Mi crítica a la diplomacia de fuerza, se basó en varios estudios realizados por especialistas estadounidenses indicando las vulnerabilidades estructurales de EUA. En ellos se mencionaba la explotación de esas vulnerabilidades por parte de movimientos revolucionarios. Hoy se aplicarí a al terrorismo o a las respuestas probables de la gran acumulación de grupos y Estados agredidos por la diplomacia de fuerza. En una de esas investigaciones, realizada por I. Horowitz, se describe la vulnerabilidad estructural como resultado de la accesibilidad a un número inmenso de blancos indefensos y estratégicamente importantes, mencionándose la "complejidad de la estructura social, política y económica" como fuente de una amplia gama de blancos vulnerables: "?sistema de transporte y comunicación, fuentes de energía y centros de diversión". Horowitz advertía que, "?la interdependencia del sistema hace posible crear un daño significativo por medio de la destrucción de blancos relativamente insignificantes. Por ejemplo, la falla que causó un apagón en los sistemas eléctricos de toda la costa del Este en 1968, fue causado por un pequeño error del componente eléctrico. Si una subunidad de un sistema complejo e interdependiente puede ser destruida, todo el sistema resulta afectado. Una disminución en las actividades de una parte del sistema de producción en masa puede crear embotellamientos en todo el sistema de producción. La complejidad misma de EUA hace imposible defender todos los blancos posibles de ataque?la lista no conoce límites. No hay ausencia de blancos. Para defenderlos se requeriría un Estado guarnición: aún así permanecerían muchos puntos vulnerables".




En medio de esta fragilidad y vulnerabilidad estructural, nos parecía entonces, y con mucho más razón nos parece hoy, después de la tragedia del 11 de septiembre y de la espiral de violencia que se ha seguido, que es imperativo detener inmediatamente el brutal ataque contra Afganistán. Es irracional e irresponsable proseguir con una diplomacia que usa el terror de Estado de manera frecuente, generando miles o millones de víctimas y por lo tanto cosechando enemigos por doquier. Más aún, en la era del armamento balístico intercontinental y de los dispositivos termonucleares y bioquímicos de destrucción masiva, la " globalización del 'blowback'", se presenta como una de las más serias amenazas a la seguridad y estabilidad y sobrevivencia de la humanidad.




3. El Terror de Estado como condición mundial




Hoy la situación es más compleja y peligrosa que a principios del siglo XIX Es un mundo en que el terror de Estado ha sido su principal característica. A lo largo de los últimos siglos el Estado ha sido el instrumento político fundamental y formidable tanto para organizar la expansión global del capitalismo como para proyectar las fuerzas policiaco-militares y de inteligencia capaces de proteger sus intereses comerciales y de inversión en ultramar. La más leve auscultación histórica sobre la globalización muestra la estrecha relación entre el proceso de internacionalización de los flujos de mercancías, capital y tecnología y los instrumentos de proyección financiera, monetaria, naval aérea y terrestre, también organizados y sistematizados por el Estado metropolitano con la imprescindible participación de los instrumentos de Estado periféricos, igualmente hegemonizados por clases sociales con intereses afines y relaciones clientelares con sus contrapartes del "norte". Esta línea interpretativa, que reconoce que la globalización ocurre en un contexto de poder signado por la asimetría, la dominación y la explotación, enfatiza además el análisis de clase y contrasta con la postura de Samuel Huntington, en el sentido de que aunque las civilizaciones, como la islámica o cristiana, puedan compartir importantes tradiciones culturales y sistemas de creencias, no constituyen un nuevo marco de referencia para las relaciones internacionales estratégicas y de seguridad. El centro de la modernización en el mundo ha sido el Estado hegemonizado por intereses de clase y no la civilización. No existe fundamento alguno para proponer, como lo hace Huntington en Choque de Civilizaciones -y lo repiten loritos locales siempre sicológicamente dispuestos a adoptar la última moda en el pensamiento metropolitano-, que después de la Guerra Fría las civilizaciones sean las nuevas formas de organización de la política mundial, desplazando al Estado nacional como unidad básica del sistema internacional. Es el Estado y no la civilización el que organiza y pertrecha a las fuerzas militares con tanques, aviones, bombas, equipo para ataques biológicos, químicos y nucleares y lo hace por medio de la movilización bélico-industrial, el financiamiento de la investigación y el desarrollo y la apropiación de vastos recursos públicos, por medio de sistemas impositivos, a favor de esos conglomerados de poder empresarial y castrense. Son los líderes estatales y no los representantes de las civilizaciones, los que tienen sus dedos en los botones nucleares. Si el discurso del globalismo "pop" se esmeró en lanzar la idea de que el Estado era un fenómeno obsoleto y contra toda evidencia sostenía que estaba en vías de extinción, ahora, con Washington en estado formal y operativo de guerra, el chasco es mayor y embarazoso.




Huntington simplifica y desdibuja una realidad rica en contradicciones. La heterogeneidad es palpable en el mundo musulmán o cristiano. Irán no se siente más seguro por el hecho de que Irak pueda colocar armamento biológico en un cohete, aunque ambos países sean parte de la civilización islámica. Corea del Sur se inquieta por el desarrollo militar chino, y toma medidas al respecto, no obstante que la población de ambas naciones pertenezca a la misma cultura.
Es el Estado el que ha organizado los fundamentos para la proyección global del Terror.
La presencia del terror de Estado y las respuestas al mismo, también por medio del terrorismo, no nos ha sido ajena a lo largo de nuestras vidas, durante el siglo XX y lo que va del XXI: el régimen de terror nacionalsocialista en Alemania, o el terror de Estado stalinista en la URSS, o el pinochetista, entre muchos otros .




La globalización del terror llegó a tipificar la experiencia de la modernidad desde el advenimiento de las armas de destrucción masiva -nuclear y químico-biológico-, y la capacidad de ser transportadas y lanzadas a cualquier lugar del planeta con un rango de entre 8 y 25 minutos, por medio de la cohetería balística intercontinental. La globalización como experiencia multisecular generada a lo largo del periodo posterior al Renacimiento, siempre ocurrió en el contexto de una creciente modernización de las fuerzas productivas y de la guerra vinculadas a las formas específicas de dominación imperial y colonial, y sobre todo, de apropiación de la riqueza y del espacio geográfico. La guerra ha sido un principio de organización de la civilización moderna. Las fases y evoluciones de la globalización no se restringen a los asuntos estrictamente económicos. Las operaciones de las corporaciones multinacionales en estos procesos han actuado como un magneto que ha reducido la percepción y por lo tanto el interés de los analistas en las dimensiones político-estratégicas y socioculturales de la globalización. El uso del término mundial o global en el sentido más amplio y generalizado estuvo vinculado con la experiencia de la guerra y el terror generalizado experimentado por amplios sectores de la población del planeta, primero a partir de 1914 y de nuevo en 1939, culminando con el régimen de terror internacional gestado desde el uso de la bomba atómica contra la población de Hiroshima y Nagasaki en agosto de 1945, lo que hace que la exclusión de los aspectos político-estratégicos y socioculturales arriba apuntada sea paradójica.




Más aún, después de la Segunda Guerra Mundial se consolidó el desarrollo de un modelo de desarrollo tecnológico en el armamento atómico, termonuclear, químico-biológico y balístico, que efectivamente hizo algo más que eliminar las distancias entre los continentes aumentando el potencial para la destrucción a niveles no registrados en momento alguno, a lo largo de la experiencia de nuestra especie, con un proceso evolutivo estimado en cerca de cinco millones de años: la globalización de la experiencia del terror, además de estar literalmente sentada en la capacidad tecnológica de aniquilar las distancias y las distinciones entre cercano y lejano, vecinos y extranjeros, nos hizo a todos proximi, y ha transformado de manera profunda los fundamentos de la existencia y de la ética. Conforme aumenta el número de integrantes del club nuclear, como resultado de la proliferación armamentista, también se incrementó la posesión de armas que tienen una capacidad destructiva que va más allá de la experiencia y de la imaginación. La diseminación del armamento de destrucción masiva aumenta inconmensurablemente la importancia del Estado nacional.




Hemos vivido en medio de un ?equilibrio de terror? que amenaza con entrar en un estado de profunda desestabilización, con el abandono, por parte de EUA, de los instrumentos normativos que han permitido, hasta ahora, lo que el liderazgo ruso y chino, conciben como los fundamentos de la ?civilidad estratégica?. Me refiero, desde luego, al anuncio realizado en agosto de 2001 por el presidente Bush de que Washington, a su tiempo, abandonaría el Tratado Anti-Balístico de 1972 (ABM), al mismo tiempo que se retira del Tratado de Armas Químicas y Biológicas en julio de ese mismo año, ambos fundamento de toda la arquitectura de seguridad estratégica que, junto con la credibilidad tecnológica de la disuasión, hasta ahora han evitado un intercambio estratégico, es decir, una conflagración terminal.




Desde la crisis de cohetes de 1962, el mundo no había conocido niveles de peligro de procesos de intensificación bélica a todo nivel como los que vivimos desde el 11 de septiembre. En tiempos de guerra, con EUA como principal protagonista, la situación se torna día a día más crítica y delicada. La balanza entre una paz precaria y una guerra general puede tener un giro de consecuencias literalmente inimaginables no sólo por la presencia de armamento termonuclear, biológico y químico y de cohetería balística intercontinental, sino también por el accionar de grupos terroristas que bien pueden estar operando desde afuera o desde adentro de las estructuras gubernamentales de las potencias. La alternativa que se perfila está entre el derecho y la guerra, y por ?guerra? me refiero a una dinámica de acciones y reacciones, de intensificación de procesos bélico-terroristas, de confusiones y de presencia de actores difusos estatales y no estatales o presuntamente ?no-estatales?. En un contexto signado por una condición subjetiva (?cualquiera puede ser mi enemigo en cualquier momento?), aumenta el orden de probabilidad de conflagración en el corto mediano o largo plazo, lo que hace frágil a la coalición montada por Washington para los ataques militares contra Afganistán. Detrás de la coalición se esconden temores y nuevas realidades de la era de la proliferación nuclear. De hecho el bombardeo contra Afganistán rápidamente se transforma en una grave crisis regional en la que aumentan los riesgos de un conflicto nuclear entre Paquistán e India y además, se juega el control del arsenal nuclear de Paquistán, por los efectos desestabilizadores que emanan de la peligrosas acciones militares impulsadas por la Casa Blanca. Este sería un ?blowback nuclear?, es decir, en palabras de Seymour M. Hersh, ?las consecuencias no previstas de la decisión del presidente (Bush ),de lanzar ataques aéreos y terrestres contra el gobierno talibán en Afganistán? Entrevistas con la cúpula gubernamental, indican que esta política, han creado una grave ruptura entre los expertos gubernamentales de EUA en las áreas de inteligencia y diplomacia relacionados con Asia, y el equipo de la Casa Blanca. Las cadenas televisivas estadounidenses, bajo una influencia militar sin precedentes, han tratado de minimizar ante el público los enormes riesgos globales -y para la misma integridad física de la población y territorio de EUA-, que se derivarían de una profundización de la desestabilidad regional. El redactor en jefe de la Canadian Broadcasting Corporation subrayó recientemente el contraste entre la cobertura televisiva de seis semanas de guerra por las grandes cadenas estadounidenses y sus homólogos europeos, un fenómeno igualmente criticado por el Wall Street Journal y el New York Times. ?Es como si se tratase de dos guerras diferentes?, comentó Tony Bruman. ?La BBC británica está focalizada en mayor medida en las cuestiones humanitarias en la región?la dimensión humana?, mientras que la cobertura de las grandes cadenas estadounidenses NBC, ABC y CBS se basa ?casi exclusivamente? en temas evocados en conferencias de prensa que realiza a diario el Pentágono.? Parece que los medios televisivos estadounidenses no se deciden a hablar del impacto humano del conflicto. El tono ?acrítico e hiperpatriótico? de las tres principales cadenas nacionales es prácticamente idéntico, algo que sorprende en un medio extremadamente competitivo? El sometimiento de las cadenas televisivas al aparato militar, una grave manifestación de los impactos de los operativos terroristas del 11 de septiembre en las relaciones cívico-militares de EUA, está relacionado, desde luego, con el intento del gobierno de minimizar los efectos de los bombardeos con sus miles de civiles muertos, manifestaciones callejeras en Islamaba, Quetta, Peshawar sobre la correlación de fuerzas en las que se sostiene el General Pervez Musharraf, especialmente en la oficialidad que lo llevó a tomar el poder en Paquistán.
Considerando que Paquistán cunta con al menos veinticuatro ojivas nucleares, que pueden ser lanzadas por medio de cohetes de alcance medio o de una flota de aviones F-16, la preocupación sobre la confiabilidad sobre quiénes están a cargo del control de ese armamento son ampliaente justificadas. Una de las diferencias entre los expertos gubernametales estadounidenses y el equipo de la Casa Blanca reside precisamente en que los primeros tienen serias dudas sobre la capacidad de Musharraf de controlar a los militares y el arsenal, en la eventualidad de un golpe de Estado.




También se discute la posibilidad de que grupos de oficiales fundamentalistas, se apoderen de las ojivas. Como bien sintetiza el problema Hersh, ?con el continuo bombardeo de EUA contra blancos civiles, aumentan los riesgos de intensificación bélica? El Senador Joseph Rl Biden, presidente del Comité de Relaciones Exteriores, advirtió que ?Paquistán y Musharraf bien pueden, en los hechos, colapsarse? Si tal cosa ocurriera, nos encontraríamos frente a una endiablada concatenación de fuerzas en la región mucho mayor que la que enfrentamos ahora?, Así, se incrementan las probabilidades y con ellas se generalizan los temores de que la espiral de violencia se salga de control y ella adquiera un ímpetu propio que involucre a más actores, estatales y privados y desemboque en procesos de intensificación bélica incontrolables. El ?téte a tete? estratégico entre Bush y Putin, ampliamente publicitado, no hace sino indicar que existe una ?ansiedad mayor?, en el sentido de que una vez traspasado el umbral nuclear o químico-biológico, la situación difícilmente podrá mantenerse bajo los límites de una conflagración regional. Agréguese a esto la desestabilización del contexto estratégico y se entenderá mejor por qué estamos en un serio predicamento civilitatorio: después de todo, los mecanismos de disuasión de guerra general termonuclear han sido puestos en entredicho por Bush cuando anunció el eventual retiro de EUA del ABM auspiciando además la construcción de una desestabilizante estructura anti-balística que es interpretada por otros interlocutores estratégicos como un intento por disminuir su capacidad de segunda respuesta ante un ataque sorpresivo, lo que les lleva a adoptar posturas de primer ataque y activar sistemas de ?launch on-warning? (lanzamiento sobre aviso).




Según Bush, dió inicio la primera guerra del Siglo XXI. Lo que es cierto, si se piensa secuencialmente y no en términos tanto de la estrategia militar propia a la era nuclear o de la periodización histórica. En rigor, estaríamos en los prolegómenos de lo que podría desembocar en el corto, mediano o largo plazo en la Tercera Guerra Mundial. Como por ?largo plazo? se entiende un período de entre 30 y 60 años, es desde la perspectiva temporal de la evolución de nuestra especie, sólo un instante, y es precisamente la especie la que pende de un hilo. Historiográficamente, nuestra era comenzó en el momento mismo en que se desarrolló la capacidad de aniquilación, y junto con ella, la destrucción de la biosfera requerida para el sostenimiento de la vida. En la era nuclear,y del armamento químico y biológico, el fundamento de toda alternativa a la guerra se concreta en una estrategia política, social, económica y militar que se fundamenta en la capacidad de ?mantener el fin, sin fin?, y ha sido en este contexto de valorización de la vida, desde el que debe articularse la oposición a la diplomacia de fuerza, a la movilización bélico-industrial y a las políticas de distribución regresiva del producto mundial bruto, impulsadas por los sectores que hegemonizan la acción estatal en EUA. Los ?prolegómenos? se mantendrán hasta el instante mismo en que alguno de los actores decida usar armamento de destrucción masiva: biológico-incontrolable, químico/ balístico y nuclear/balístico, algo cuyo orden de probabilidad se acrecentaría si naciones política y socialmente inestables pero poseedoras de esas tecnologías son arrastradas por el bioterrorismo u otros dispositivos clandestinos, a enfrentamientos como resultado de la política de fuerza que aplica el gobierno de Bush.




Cabe apuntar que existe una línea de continuidad que va desde el primer bombardeo atómico contra la población civil el 6 de agosto de 1945, totalmente injustificado desde la perspectiva técnico-militar, hasta el bombardeo contra Afganistán en nuestros días, también sin aparente justificación. La persistente e indiscriminada acción bélica en Afganistán tiende a fragmentar la coalición elaborada por la acción diplo-militar del gobierno de Bush. El problema es de orden mayor, porque el anuncio hecho meses antes del 11 de septiembre sobre el despliegue del escudo antibalístico, ya incide en todo el sistema de alianzas, como uno de los derivados más significativos y peligrosos de la proliferación nuclear. Bracken ha sintetizado lo que es una característica nodal de la condición en que vivimos. Me refiero al hecho de que la posesión de armas de destrucción masiva permite a las naciones depender menos de las coaliciones para garantizar su sobrevivencia, y que, como lo está mostrando Bush con su Escudo Nacional Antibalístico (ENA) se perfilen como entes más distantes y autónomos. La decisión de ampliar la OTAN, tuvo como uno de sus objetivos, diluir la percepción de que EUA no sacrificaría alguno de sus corredores megalopolitanos para defender a Europa de un ataque hipotético de Rusia o China. Esta característica también afecta e impacta a las otras naciones poseedoras de armamento nuclear lo que los hace menos propensos, como lo indica Bracken, a confiar en los lazos de la cultura, la religión o la etnicidad que atan a los miembros de una civilización. Las naciones pueden sentir la necesidad de construir sus propios arsenales porque las promesas de sus aliados de protegerlos resultan poco creíbles. Como las consecuencias de la guerra son catastróficas, el Estado nación asume un papel central en la adopción, presupuestación y coordinación de las actividades que permitan la sobrevivencia nacional.




Después de la SGM creció el número de pensadores, de conciencias, quienes irónicamente insistieron que finalmente habíamos arribado al establecimiento de un proceso social internacional que había ayudado a universalizar un clima emocional, una atmósfera dominada por el temor de que habíamos arribado, en las palabras de Günther Anders, a ?? la era en la que en cualquier momento disponemos del poder para transformar cualquier lugar de nuestro planeta, aún nuestro planeta mismo, en una Hiroshima. Desde ese día somos, al menos modo negativo, omnipotentes pero, puesto que, por otra parte, en cualquier momento podemos ser ?borrados?, también desde ese día somos totalmente impotentes. Cualquiera que sea el tiempo que esta era pueda durar, aún si durara por siempre, ésta es la ?última edad?: porque no existe ninguna posibilidad de que su differentia specifica, la posibilidad de nuestra auto-extinción, pueda terminar sino es con el final mismo.




En 1946, a escasos meses después de los horrores de Hiroshima y Nagasaki, Albert Camus, percibió la globalización del terror en estos términos: ??¿quién puede negar que vivimos en un estado(emocional) de Terror?? Para escapar a este terror debemos ser capaces de reflexionar y de actuar de manera consistente. Pero una atmósfera de terror difícilmente estimula la reflexión. Sin embargo, creo que en lugar de echarle la culpa de todo a este temor, debemos de considerarlo como uno de los factores básicos de la situación, y tratar de hacer algo al respecto. No existe tarea más importante?Y si esta atmósfera de temor no estimula el pensamiento certero, entonces lo primero que hay que hacer en enfrentar y vencer al temor?.




4. México en tiempos de Guerra




Formal y operativamente, como repetidamente se ha indicado, por su trascendencia, nuestro poderoso vecino entró en un estado de guerra, con profundas implicaciones internacionales y de manera particularmente delicadas, con repercusiones de largo alcance en la relación bilateral. Hoy México y la comunidad internacional viven ?tiempos de guerra?. En este nuevo contexto, es necesario retomar y discutir el giro antinacional en la política económica que se observa desde finales de la década de 1970, especialmente en torno a los sectores estratégicos de la economía, en la dirección de especializar al país en un exportador de crudo y de auspiciar la privatización e integración de la infraestructura petrolera y eléctrica con la de EUA. Al respecto cabe recordar que Heberto Castillo desde entonces, presentó los argumentos más convincentes sobre sus implicaciones para la soberanía e integridad territorial de la Federación, de sobrevenir circunstancias como las que hoy estamos viviendo. Por aquellos tiempos estuve elaborando estudios sobre asuntos estratégicos vinculados con la administración de los recursos minerales y petroleros del país, habiendo realizado una crítica a una iniciativa estadounidense apoyada desde dentro del gobierno de López Portillo por personajes como Jorge Díaz Serrano, ya desde entonces vinculado empresarialmente con el petrolero texano, exdirector de la CIA y expresidente George Bush, para la construcción de un gasoducto de cuarenta y ocho pulgadas de diámetro, desde Tabasco hasta Texas. Dos líneas propositivas se derivaron de esos trabajos, una apoyando las iniciativas para que México se integrara plenamente a la coalición de países exportadores de petróleo, y otra advirtiendo sobre las consecuencias geopolíticas y estratégico-militares de la construcción del gasoducto y del peligro que representaba para la integridad territorial de México una construcción que atravesaba al país, para llevar materia prima de enorme importancia económica y militar hacia unos EUA que ya habían sufrido un trauma estratégico a raíz del embargo petrolero de la OPEP y que consideraban, como también ya lo había explicitado Henry Kissinger, que el acceso al petróleo era causa de guerra. Esta postura recibió un aval no intencionado de las más altas autoridades estadounidenses, cuando la prensa nacional dió a conocer en titulares de primera plana las declaraciones del Secretario de Defensa de EUA en las que no sólo apoyaba la construcción del gasoducto sino que también aseguraba que ?los mexicanos no tienen que preocuparse por la seguridad del ducto ya que EUA cuenta con suficientes dispositivos militares para su protección?.
Tanto en mi caso como en el de Heberto Castillo se planteaba la peligrosa vulnerabilidad que estaba generando la política económica en un contexto bélico.
Los trabajos del Ingeniero Castillo resultaron fundamentales y de gran visión:
?convertirnos en proveedor importante de los EUA en cuanto al petróleo y al gas nos hace más vulnerables en caso de una nueva guerra mundial. Este problema se ha menospreciado. Se considera prácticamente imposible una nueva confrontación mundial. Se ha dicho incluso que las declaraciones del ministro de Energía norteamericano, James Schlesinger en el sentido de que las fuerzas armadas norteamericanas deben garantizar en última instancia el abastecimiento de petróleo en el medio oriente para EUA, son meras balandronadas Se ignora que el gasoducto a Texas, aunque se construya por etapas y primero a Monterrey, será una vía, un ducto que debe ser considerado como objetivo militar por cualquier país en conflicto con EUA. Se ha dicho que de todos modos México estará en grandes aprietos en caso de una nueva guerra mundial. Eso nadie lo duda. Por el sólo hecho de tener petróleo es ya un objetivo militar. Pero si además esa zona petrolera está integrada económica y físicamente al sistema de suministro norteamericano habrá la menor oportunidad de negociación para lograr evitar participar en una contienda que a nosotros no compete. Se olvida que una red de aprovisionamiento no se construye de la noche a la mañana y menos en tiempos de guerra. El que no exista esa red conectada con EUA será una garantía en caso de guerra y de existir será una fatalidad.




El desmembramiento, privatización y extranjerización de PEMEX, CFE-CLFC y la desarticulación y finiquito de FNM como sistema nacional de arrastre integrado, de puertos y aeropuertos, carreteras y sistema financiero, adquiere connotaciones especialmente delicadas en las regiones y Estados cercanos a ambas fronteras. La del sur, por la colindancia con Guatemala, una nación dominada militarmente por EUA. La de Norte por el accionar político-estratégico de EUA sobre los procesos de ?integración silenciosa?. Las modificaciones a la Constitución y a la Ley que regula la inversión extranjera así como su formalización en el TLCAN tiene implicaciones espacial-territoriales de orden mayor, sólo equiparables a los procesos iniciados en 1825 que desembocaron en el apoderamiento de más de la mitad del territorio mexicano en 1848. El establecimiento de un vasto entramado de redes de interconexión (eléctrica, gasera, ferrocarrilera, etc) trans-fronteriza, a cargo de empresas estadounidenses y cuando mucho ?binacionales? está creando vulnerabilidades y problemas de jurisdiccionalidad que se acrecientan con la masiva militarización fronteriza impulsada por EUA.




En el caso de Baja California presenciamos un inusitado despliegue de compras de propiedades por parte de inversionistas estadounidenses, así como de grandes firmas de bienes raíces de ese país. Si a esto agregamos la mencionada integración ?binacional? de los proyectos de infraestructura de comunicaciones, el cuadro que se presenta es potencialmente peligroso, especialmente en lo que se refiere a la integridad territorial de la Federación mexicana. La apertura del sector eléctrico, esencialmente en el norte del país donde se ponen en marcha ambiciosos proyectos binacionales de interconexión eléctrica y de infraestructura, ocurre en medio de un cruce de fuerzas geoeconómicas y geopolíticas, culturales y migratorias. En el proyecto estadounidense este proceso de privatización integral -electricidad, gas natural, carreteras, puertos, ferrocarriles?- en la clave ?multimodal?, se contemplan medidas y aspiraciones mayores tanto en lo geográfico como en lo temporal, incluyendo escenarios sobre la ?re-estructuración? de las fronteras entre México y EUA de cara al año 2050. Es decir, que el esquema privatizador forma parte de una concepción mayor con consecuencias de largo alcance geoeconómico y geopolítico. En los altos círculos empresariales, de inversionistas y de seguridad nacional de EUA ya se están planteando modificaciones importantes de las ?fronteras nacionales? de la América del Norte en los que resaltan los esquemas de ?manejo binacional de asuntos de seguridad? junto con la elaboración de estructuras de interconexión. Estos indicios de avances y procesos mayores de integración, están centrados en áreas ?demográficamente aptas?, es decir, sin mucha población mexicana.




En un trabajo publicado por World Business (revista vinculada a los círculos de inversionistas de Wall Street), titulado ?Rearranging North America?, el autor se pregunta sobre qué es lo que EUA le estará exigiendo a México en relación con su frontera Norte. Al respecto apunta que,
?el área de México que probablemente los estadounidenses desearán anexarse será Baja California. Se trata de toda la península, desde Tijuana hasta Cabo San Lucas, que tiene el potencial de transformarse para los jubilados y turistas en el equivalente a la Florida, pero en la Costa Occidental, un papel que tendría Baja si alguna vez se hace parte de los EUA. De otra manera, existe la probabilidad de que los EUA piense en replantear o suspender porciones del NAFTA que minan su frontera económica, como por ejemplo la estipulación de otorgar derecho a los camioneros mexicanos de operar en nuestro territorio?México es demasiado orgulloso para dejar que EUA tome Baja California bajo cualquier arreglo, como por ejemplo, que se le condone gran parte de la deuda. Por esto las relaciones entre las dos naciones pueden dificultarse en el futuro cercano.




Después de los ataques terroristas contra Nueva York y Washington ese esquema mayor de modificación de fronteras se explicitó de manera más acelerada de lo esperado, planteándose la creación de un ?sistema defensivo de América del Norte? que incluya a México y Canadá como un ?requisito esencial para la defensa de EUA?, ya que según un informe de inteligencia, ?otras alternativas serían inútiles.? La empresa de inteligencia comercial Stratford plantea que, ??EUA tiene una vasta frontera desprotegida con Canadá y una larga e ineficientemente cuidada frontera con México. Acceso a Canadá o a México crea innumerables oportunidades para penetrar en EUA?, agregando que, ??cualquier intento para crear un eficiente perímetro defensivo a lo largo de esas dos fronteras tomaría un tiempo demasiado largo para entrar en efecto y desviaría sustanciales recursos humanos de otras misiones, aparte de las cuestiones de costos y eficiencia económica.? Como todo intento para crear una ?fortaleza estadounidense? sería ?insostenible?, la solución se centraría en presionar o influir sobre la cultura política mexicana y canadiense para que dejen a un lado su soberanía y renuencia ?a integrar sus sistemas de seguridad?, empezando por las relativas al funcionamiento de toda nuestra infra-estructura de comunicaciones, con especial énfasis en las llegadas internacionales.




Según información recabada por José Carreño Figueras, el concepto sería similar a lo que una fuente mexicana consideró recientemente como ?una burbuja de seguridad norteamericana? dentro de la cual las poblaciones y las mercancías de los tres países se transportarían con relativa libertad y seguridad?. Esta expresión de aislacionismo se establecería, según Stratford, bajo el modelo del Comando de Defensa Aérea de Norteamérica (NORAD), creado a mediados del siglo pasado y en el que EUA basó su defensa aérea. Como un ataque de cohetería balística proveniente de la URSS o ahora de Rusia, tendría que llegar desde el norte, incorporaron a Canadá al NORAD con lo cual ampliaron su perímetro defensivo prácticamente hasta el Polo Norte. Carreño informa que el análisis alega que ?es imposible? lograr una verdadera seguridad fronteriza para EUA en un marco temporal que tenga significado ya que, ??cualquier aeropuerto que acepte vuelos internacionales pero no sea parte de un proceso de selección inmediatamente inutiliza la capacidad de EUA para efectivamente separar atacantes antes de entrar?. En el documento se advierte que la necesidad de crear tal sistema ??interactúa con otros temas que dividen a EUA y sus vecinos. Canadá está profundamente preocupado acerca de proteger su soberanía, mientras México tiene cuestiones fundamentales con EUA en relación con los flujos migratorios.? Por ello se consideró que existen, ..serios desafíos para transformar la noción de defensa continental en un ente operacional. Podría ser incluso imposible poner en marcha un sistema completo debido a esas cuestiones. Pero concretar tal sistema, sin embargo será la primera prueba de la coalición que EUA busca construir. Convencer a Canadá y México de crear un sistema de selección continental para entrantes sería la base de cualquier sistema funcional de defensa patria. No está claro que tal modelo sea sostenible por un largo periodo sin un cambio fundamental en la cultura política de Canadá y México. Sin embargo, es el prerrequisito esencial para la defensa nacional estadounidense.




En las condiciones actuales, el vasto programa de privatizaciones impulsado por Washington por medio del Banco Mundial y del gobierno mexicano, expresado en el traspaso a entes extranjeros- primordialmente estadounidenses- del manejo, control y usufructo de los grandes complejos económico-territoriales involucrados en la operación de los ferrocarriles, el petróleo, la petroquímica, el gas natural, y la estructura multimodal que incluye a puertos, aeropuertos, ferrocarriles y carreteras, es la amenaza mayor jamás registrada en la historia a la soberanía e integridad territorial de los Estados Unidos Mexicanos y su Carta Magna.
5. Una Reflexión final.
La sensación del público estadounidense y mundial sobre una supuesta ?invulnerabilidad? del territorio estadounidense se desplomó. Pero los círculos del poder económico y político-militar sabían, de primera mano, que la proliferación del armamento de destrucción masiva y de la cohetería balística intercontinental habían, desde hace varias décadas, transformado al territorio y la población de EUA en parte y parcela del campo de batalla de la Tercera Guerra Mundial. Aunque el ataque terrorista contra las Torres Gemelas y el Pentágono y los posteriores ataques de ántrax hayan sido perpetrados desde dentro o desde fuera, o por medio de una combinación de instrumentos y fuerzas externas e internas, han mostrado sin equívoco alguno que EUA comparte con el resto de las naciones, la absoluta vulnerabilidad de la integridad de su población y territorio. Todos estamos al alcance de todos. La tecnología y la puesta en operación de formas de guerra no-convencional, indican, además, que sería existencial y políticamente suicida quedarnos rezagados en torno a estos desarrollos, por lo que, es absolutamente necesario ampliar, ??nuestro horizonte de responsabilidad hasta que llegue a ser igual a ese horizonte dentro del cual podemos destruir a todos, y ser destruidos por todos; en suma, hasta que llegue a ser global.?




En momentos de enorme impacto político y de conmoción internacional, todo esfuerzo de clarificación teórico-conceptual, en torno a un fenómeno como el terrorismo, que ha permanecido al margen de la reflexión sistemática de la teoría política, es de enorme importancia ética y práctica. Hasta donde yo conozco, todavía no se ha generado una teoría general acerca del terrorismo, pero lo cierto es que, si se le ausculta con cuidado, en torno suyo giran virtualmente todos los principales problemas y temas de la teoría política.




El asunto no es menor, de mera exigencia o interés académico. Va mucho más allá, puesto que la única alternativa a la espiral de violencia en que ya estamos inmersos la ofrece la antes mencionada ?globalización de la responsabilidad? por medio de un reforzamiento de los procedimientos e instrumentos sancionados por el derecho internacional. Mi interés en recuperar algunas reflexiones teórico-conceptuales en torno al terrorismo en la era del armamento nuclear, balístico y químicobiológico se vió alentado el 2 de octubre pasado cuando, Baltasar Garzón, Magistrado de la Audiencia Nacional de España, presentó lo que en mi criterio debe ser el punto número uno de toda agenda humanamente responsable: ??la elaboración y la aprobación urgente de una Convención Internacional sobre terrorismo que unifique los conceptos e incluya las normas que regulen los tipos de investigación?, que sean pertinente realizar. Estimo que debemos abogar, junto con Garzón, por ??la creación de un espacio único, universal, lo que supone necesariamente la urgente ratificación del Estatuto de la Corte Penal Internacional y la conceptualización del terrorismo como un crimen contra la humanidad, perseguible bajo el principio de justicia penal universal, la creación de una auténtica Comunidad de Inteligencia y de un Observatorio Internacional sobre terrorismo, y la ayuda a los países afectados para que amplíen sus recursos, no militares, sino humanitarios, culturales y económicos.? Esta perspectiva propositiva contrasta de manera radical con la elaborada por el gobierno de Bush, lamentablemente ratificada por el Congreso de EUA, en torno a la creación de una serie de medidas diametralmente opuestas, oscurantistas y de corte neohitleriano, por medio de un espacio cerrado, totalitarismo y sólo abierto a la impunidad, por medio de la creación de tribunales militares secretos. Es importante tener presente que la propuesta del Juez Baltasar Garzón implica que la alternativa a un desemboque terminal de la presente crisis, requiere que las naciones ajusten su comportamiento a toda la normatividad existente en torno a crímenes de guerra y contra la humanidad, y el gobierno de Bush ha preferido la ruta que nos coloca al borde del abismo.




Ciudad Universitaria, 5 de Noviembre de 2001.




*Colaboración de Revista La Maza











Véase también:

911 mysteries

http://video.google.com/videoplay?docid=-5296803036286377485&hl=en


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