Escrito por Jesús Valdez
El pasado 2 de octubre de 2009 se vivió una de las jornadas de lucha más intensa en el Distrito Federal, de ella debemos sacar las lecciones correspondientes que deben ser absorbidas por todas las capas de estudiantes y trabajadores que asistimos cada año a esta lucha por el castigo a los culpables.
1. La lugar la victoria de este año reside en que la marcha fue unitaria dejando de lado posturas infantiles que sólo colaboran en la fragmentación y retroacción de la fuerza combativa del estudiantado, pero como señalamos en el artículo sobre la marcha del pasado 1 de septiembre, las luchas del proletariado no deben ir aisladas de las luchas obreras, pues se dejaron ver contingentes de trabajadores universitarios del Estado de México, el desarrollo de la marcha fue una cadena de obstáculos que fue vencida gracias a la decisión y el nivel de organización de los sectores más organizados como la Coordinadora de Colegios de Bachilleres y otros contingentes que contaron con valla de seguridad
2. El segundo avance de este año radica en la preparación de la marcha, pues si bien el proletariado y el estudiantado no está preparado para un combate armado contra las fuerzas del estado, la organización de vallas de seguridad de algunos contingentes evitó la infiltración de grupos porriles además de evitar la dispersión de la marcha, no así quedan varias tareas y obstáculos que enfrentar, pues el Estado se encargó de desviar a miembros de la comisión de seguridad hacia calles repletas de granaderos y porros a través de sus agentes disfrazados de activistas. Por ello se hace evidente la ingenuidad de capas estudiantiles que en una senda de amiguismo hacia personas que no son parte del movimiento se dejaron llevar por un exceso de confianza, esto refleja una descoordinación de los contingentes, error a reparar el año 2010.
3. Como cada año, las demandas reivindicativas se han ido decolorando hacia actitudes defensivas, reformistas y que no tienen nada que ver con las auténticas demandas de nuestros ancestros que lucharon en 1968 como la lucha por la revolución socialista y la caída del régimen establecido, el carácter conmemorativo no lleva demandas básicas como el encarcelamiento de Héctor Careaga Estrambasaguas, quien tuvo a su mando el famoso “Batallón Olimpia”, una cuadrilla de asesinos al servicio del Estado. Hoy día sólo se acude a la marcha sin conciencia plena del peso histórico específico de esta lucha que amenazó con extenderse a todo el país y derribar al régimen junto a los batallones pesados del proletariado mexicano, de no haber sido reprimida la marcha del 2 de octubre de 1968 y con una orientación clara, hubiese terminado el movimiento con conquistas de la talla de la expropiación de los petróleos mexicanos en la década de los 40 o la expropiación de la industria eléctrica en los 30 del siglo pasado.
4. El nivel de combatividad de los sectores organizados debe sacar lecciones de esta marcha, pues si el año pasado (2008), los grupos de choque pudieron dispersar al contingente en el Zócalo, esta vez se encontraron con un nivel de organización no esperado, por ello debemos tomar como una victoria esta marcha a pesar de los compañeros detenidos de los cuales debemos hacer una defensa activa y combativa.
El pretexto más socorrido para el cuerpo de granaderos es el uso de explosivos, el simple hecho de arrojarles objetos o insultarles, esta debe ser una lección para los compañeros, el contingente de la coordinadora de bachilleres tuvo la capacidad de replegarse cuando era debido, impedir la infiltración de grupos porriles y en el punto más álgido de las provocaciones frente al palacio de Bellas Artes, el contingente no se acobardó y logró hacer retroceder a los porros bajo la consigna “¡quítate de en medio, pinche porro puto, ahí vienen los del bacho, tumbando a medio mundo!”. Nuestra bandera de lucha debe ser la misma que la de hace más de cuarenta años con aires renovados, aportaciones teóricas y prácticas para el desarrollo de la lucha obrera y estudiantil, pues nuestros compañeros de 1968 cometieron el mismo error que los actuales contingentes: exceso de confianza.
Ante la represión, la mejor manera de responder es de manera organizada con repliegues y ataques en contra del enemigo donde el factor sorpresa es de vital importancia, el Estado siempre hace uso de este factor que en el arte militar es básico y clave de las victorias sobre otros ejércitos, de parte del proletariado, va siendo hora que aprendamos no a llorar, sino a luchar.
¡Viva la lucha de los trabajadores y estudiantes!
¡Unidos y organizados… venceremos!
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